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La moda de no vacunar enferma

¿Qué pasaría si dejáramos de hacerlo?

Por Rodrigo Romero Feregrino, Secretario de la Asociación Mexicana de Vacunología,  @vacunología

La inmunización es una de las intervenciones sanitarias más costoeficaces y con más éxito. Cada año evita entre 2 y 3 millones de muertes, y en la actualidad protege a los niños no solo frente a enfermedades para las cuales hay vacunas desde hace muchos años como la difteria, el tétanos, la poliomielitis o el sarampión, sino también frente a otras como la neumonía o la diarrea por rotavirus; dos de las principales causas de muerte en menores de 5 años.

Antes de mediados del siglo pasado, las enfermedades como la tosferina, la poliomielitis, el sarampión, Haemophilus influenzae y la rubéola atacaron cientos de miles de bebés, niños y adultos en el mundo. Miles de personas murieron cada año a partir de ello. Gracias al desarrollo de las vacunas y amplia utilización, los índices de estas enfermedades disminuyeron hasta hoy la mayor parte de ellas están casi desaparecidas de nuestro país.

Casi todo el mundo se enfermó de sarampión antes de que hubiera una vacuna, y cientos murieron a causa de ella cada año. Hoy en día, la mayoría de los médicos nunca han visto un caso de sarampión. Más de 15,000 estadounidenses murieron a causa de la difteria en 1921, antes de que hubiera una vacuna. Sólo un caso de difteria se ha informado desde 2004. Una epidemia de rubéola en 1964-1965 infectó 12.5 millones de estadounidenses, mató a 2,000 bebés, y causó 11,000 abortos involuntarios. En 2012, se reportaron 9 casos de rubéola en EUA.

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Por los éxitos como estos, podría parecer razonable preguntarse «¿Por qué debemos mantener la vacunación contra enfermedades que probablemente nunca vea?»: En México no existen movimientos antivacunas con estas ideas, pero cada día crece la creencia de los padres de que no es necesario vacunarlos o que puede ser perjudicial. Esto ha aumentado en los últimos años gracias a estos mitos:



Libro 90 respuestas claras para mamás novatas.

  1. Las mejores condiciones de higiene y saneamiento desaparecerán las enfermedades
  2. Tienen efectos secundarios nocivos
  3. Las enfermedades prevenibles mediante vacunación están casi erradicadas
  4. Las enfermedades de la infancia son algo inevitable
  5. La administración simultánea de más de una vacuna aumenta el riesgo de efectos secundarios
  6. Es mejor la inmunización por la enfermedad que por las vacunas
  7. Contienen mercurio, que es peligroso
  8. Causan autismo
  9. La gripe es solo una molestia y la vacuna no es muy eficaz
  10. No son útiles en las personas adultas
  11. La mayoría de las personas que enferman han sido vacunadas
  12. La vacuna combinada contra la difteria, el tétanos y la tos ferina, así como la antipoliomielítica, pueden provocar el síndrome de muerte súbita del lactante (SIDS)

Todo esto es falso, las enfermedades contra las que podemos luchar volverían a aparecer si se interrumpieran los programas de vacunación. Si bien la mejor higiene, el lavado de las manos y el agua potable contribuyen a proteger a las personas contra enfermedades infecciosas, muchas se pueden propagar independientemente de la higiene. Si las personas no estuvieran vacunadas, algunas enfermedades que se han vuelto poco comunes, tales como la poliomielitis y el sarampión, reaparecerían rápidamente.

Además las vacunas no sólo protegen a quien se las aplica: si alguien tiene una enfermedad infecciosa, puede contagiar a otras que no son inmunes. Cuantas más personas se vacunan, hay menos oportunidades de que una enfermedad se propague.

Las enfermedades prevenibles no han desaparecido. En México hay tasas muy bajas, pero esto no sucede en todas partes del mundo. Sólo una enfermedad -la viruela- ha sido totalmente borrada del planeta. La polio ya no hay en América, pero sigue siendo paralizante de niños en varios países africanos. Más de 350.000 casos de sarampión se registraron en todo el mundo en 2011 con brotes en Asia, África y Europa.

Una enfermedad que está aparentemente bajo control de pronto puede volver; se ha visto en Japón, Australia y Suecia. En Japón en 1974, alrededor del 80% de los niños japoneses recibieron la vacuna contra la tos ferina, ese año hubo sólo 393 casos en todo el país, y ni una sola muerte. Entonces las tasas de inmunización cayeron y sólo alrededor del 10% de los niños estaban vacunados. En 1979, más de 13,000 personas se enfermaron de tos ferina y 41 murieron. Cuando se reanudó la vacunación, el número de enfermedades se redujo nuevamente.

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En México actualmente los indices de estas enfermedades son bajos, pero si nos volvemos vulnerables por no vacunar, un caso que podría desencadenar un brote de alguna enfermedad que se encuentra actualmente bajo control puede llegar en cualquier momento. De modo que si dejáramos de vacunarnos muy pronto nos encontraríamos luchando contra epidemias de enfermedades que se creían erradicadas.

Las vacunas no son sólo para la protección de nosotros mismos, y no son de un solo día, también protegen a las personas que nos rodean algunos de los cuales pueden ser incapaces de conseguir ciertas vacunas, podrían haber fallado en la aplicación de una dosis o podrían ser susceptibles por otras razones.

Las vacunas también protegen a los hijos de nuestros hijos y a sus hijos para evitar que las enfermedades que casi hemos derrotado reaparezcan.

En poco más de 200 años que se han utilizado las vacunas para generar una respuesta inmune protectora para el ser humano, se ha desarrollado toda una disciplina científica que ha llevado a grandes avances tecnológicos, gracias a los cuales se tiene protección contra 25 enfermedades infecciosas.

No hay que olvidar que con la inmunización se logro uno de los mayores éxitos de la humanidad: erradicar la viruela, y además controlar otras seis enfermedades: difteria, tétanos, fiebre amarilla, tosferina, poliomielitis y sarampión.

Estos 219 años de la utilización de las inmunizaciones nos han dejado en claro que la vacunación es la única manera realmente efectiva de prevenir una enfermedad infecciosa, y que es una de las intervenciones de la Ciencia Médica de más éxito.

 

Rodrigo Romero Feregrino es Médico Cirujano con maestría en comunicación y tecnologías educativas, con experiencia en el manejo de clínica y centro de vacunación. Ha organizado programas de educación médica y ha creado proyectos para fomentar la vacunación. Ha participado en varias publicaciones nacionales e internacionales y en protocolos de investigación clínica con la industria farmacéutica.
Es profesor de Microbiología y Parasitología Humana a nivel universitario.

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