¡Por fin llegaron las vacaciones! Si usted está leyendo esto, es porque como yo, decidió no salir de la ciudad; o bueno, tal vez es porque no se puede despegar de su celular ni cuando está de viaje o paseo. En fin, llegaron las vacaciones y no sé quién las esperaba más, si los papás o los hijos.
Primero que nada debo admitir que lo mejor de las vacaciones es no tener que levantarse a las tantas de la madrugada a hacer desayunos, checar que todo esté en orden y llevar a los hijos a la escuela. Evitar esa labor es el mayor premio para los papás en estas fechas.
Segundo, ¿Quién dijo que en vacaciones había que buscar un destino maravilloso para escapar a descansar? Les digo quién: el vendedor de la agencia de viajes. Nos engañó porque no descansamos nada pues cada que salgo de vacaciones con toda la familia, regreso más agotada que nunca. Hay mil y un tareas que realizar para poder disfrutar del destino elegido: si es playa, levantarse temprano, correr a la alberca, untar bloqueador, estar con el alma en un hilo checando que ninguno de tus hijos se ahogue, o dividirte en dos o tres para cargarlos dentro de la alberca porque nunca debes de dejarlos solos (esto es serio, por favor échenles ojo cuando están nadando). Si no es playa, hay que visitar todos los monumentos, plazas, museos, parques o lo que se les ocurra que se puede hacer en un día –lleven tenis cómodos por favor- y regresar para estar listos en la cena. Maratón interminable de actividades: cansancio extremo. Y lo sé porque lo he vivido infinidad de veces; regresarán con ganas de vacaciones de las vacaciones.
Yo la verdad quiero descansar. ¿No les pasa? Quiero dormir veinte horas seguidas, no tener mas responsabilidad que alimentar a mis hijos, leer, ver unas películas, descansar más, tontear, descansar, comer, descansar. ¿Apocó no suena increíble mi plan? Seguro esos que andan de vacaciones ya se están arrepintiendo nomás de leerme.
Así que yo sugiero que:
Libro 90 respuestas claras para mamás novatas.
- Los hijos se olviden de la escuela, no hagan tareas y se levanten tarde
- Convivamos en nuestra ciudad, pueblo o donde vivamos
- Planifiquemos cosas sencillas como caminar, ir al parque y jugar fútbol (ellos, yo no)
- Aprovechemos para platicar más con ellos y que nos cuenten como les va en la escuela. Les juro que en una caminata se puede uno enterar de muchas cosas
- Los papás nos levantemos tarde, sin culpas, sin apuros y sin estrés.
- Vayamos a museos que estén cerca
- Disfrutemos la ciudad vacía para andar en bicicleta
- Hagamos lo que se nos antoje cuando se nos antoje
Esas son algunas cosas que se me ocurren, una por día por favor. ¿Qué necesidad de hacer veinte mil cosas en un solo día?
Ya se que soy mala consejera, pero sinceramente creo que de vez en cuando debemos detenernos un poco y disfrutar las vacaciones: disfrutarlas realmente con nuestros hijos para convivir tranquilamente, relajadamente y echando la flojera. No es obligación salir corriendo como locos y tomar el primer vuelo que encontremos, el más barato y atiborrado de gente. Ni los niños lo disfrutan al cien y nosotros tampoco.
Bueno, los dejo porque me tengo que ir a descansar más.