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Los «No» que toda mamá debería decir

En lugar de parecer una máquina de «no’s», descubre cómo aplicar la disciplina positiva.

Decir no pareciera ser un mantra de todas las mamás.

  • No hables con la boca llena de comida
  • No te subas a los muebles con zapatos
  • No brinques en la cama
  • No tires el agua
  • No me contestes así
  • No te hagas el loco cuando te hablo
  • No grites

Por lo general estos «No’s» vienen acompañados de instrucciones que muchas veces no se cumplen, ¿estás de acuerdo conmigo? Y no sé si has notado que después de un tiempo de repetir lo mismo, nuestros hijos nos miran con cara de “ahí viene otra vez el sermón”.

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He llegado a la conclusión de que todos esos «No’s», no le sirven a nadie para nada: ni a nuestros hijos ni a nosotras que a veces parecemos grabadoras repetidoras. El problema con estas constantes instrucciones, que a veces parecen más amenazas, es que nunca dejamos que lleguen hasta sus consecuencias finales y entonces como dice el dicho “A palabras necias oídos sordos”.

Hace unas semanas me dio un ataque de culpa cuando me di cuenta de que no estaba siendo la mamá que quería ser, por el contrario, me estaba convirtiendo en un dragón malhumorado echando fuego a cada rato.

Después de la reflexión y de un gran taller, recordé lo que aprendí gracias al sistema de P.E.C.E.S: la que tenía que cambiar era yo, pues al final del día es cierto lo que dicen: los hijos son el reflejo de nosotras y gracias a la filosofía de la Disciplina Positiva llegué a la conclusión de que es a mi a quien tengo que decir «No» más veces que a mis hijos.



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Por ejemplo:

  • No amenazar para que me escuchen.
  • No romper mis promesas, ni para bien ni para mal.
  • No prometer algo que no estoy segura si voy a poder cumplir.
  • No pedirle a mis hijos que sean pacientes cuando yo soy la peor de las impacientes.
  • No pedirles amabilidad, cuando yo soy descortés.
  • No exigir disciplina cuando yo soy demasiado complaciente conmigo misma.
  • No creer que por ser adulta lo sé todo y no tengo nada que aprender de ellos.

Hace unas semanas, Vidal Schmill en su gran conferencia del #Masterbbmundo decía que la crianza de nuestros hijos deberíamos enfocarla para ser indispensable en su futuro. Y ¿cómo lo vamos a lograr diciendo no a todo y dando instrucciones todo el tempo sin dejar que ellos experimenten sus propios logros así como los momentos agrios de la vida?

¿Cómo vamos a educar a seres independientes, responsables y asertivos, si pasamos los días recordándoles todo el tiempo lo que no deben hacer en lugar de ser el ejemplo y modelar su conducta con nuestro comportamiento?

Por ahora, ya dejé de gritar. Les explico las reglas con calma, pregunto si las entendieron y si es necesario las vuelvo a repetir hasta que queden claras. Después, cada quien hace lo que le toca y si no, pues asumimos las consecuencias; como ayer que mi hija la más pequeña no desayunó bien y tampoco comió muy bien.

En algún momento pidió dulces, le dije que no había. Ella conoce de sobra la regla “para comer dulces hay que comer lo que sirve mamá”, así que lloró, gritó, me dijo que estaba enojada, que era «una mala por no darle dulces».

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La dejé llorar y le dije que tenía derecho a estar enojada y le pedí que no gritara porque me dolía la cabeza, pero que era su decisión, de cualquier forma no le daría el dulce. Lloró por cinco minutos más, luego me fue a pedir un abrazo. Nos abrazamos, le dije que la amo y se fue a jugar con sus hermanos.

Yo no grité y el drama no pasó de esos 5 minutos, sin gritos y sin decirle cada segundo “deja de llorar, no te voy a dar dulce”. En la noche cenó perfecto y esta mañana desayunó sin problemas.

 

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