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¿Qué cambios se presentan en los tejidos pélvicos debido al embarazo?

En etapas tempranas del embarazo se producen cambios en los músculos, ligamentos y otros tejidos de sostén de la pelvis.

Los vasos sanguíneos y linfáticos de la pelvis se vuelven más grandes, largos y se ramifican para poder transportar las cantidades de sangre y líquido de los tejidos que se acumulan en el útero y otros órganos de la pelvis. La congestión sanguínea en la pelvis, dentro y fuera del útero, es característica del embarazo.

Los cambios en los músculos, ligamentos y otros tejidos de sostén de la pelvis se inician en las etapas tempranas y se hacen más pronunciados al avanzar la gestación. Esta transformación es inducida en gran medida por el aumento en los niveles hormonales en la sangre de la madre. Antes del comienzo del parto, los tejidos pélvicos deben tener la suficiente elasticidad y fuerza para permitir que el útero sobresalga de la pelvis al crecer y aún así poder sostenerlo. Además, deben ser lo bastante elásticos y suaves para estirarse y no obstruir la salida del bebé. El reblandecimiento y la mayor elasticidad se generan por medio del crecimiento de nuevo tejido y por la congestión y la retención de líquidos dentro de este último.

Los huesos de la pelvis materna muestran relativamente pocos cambios. El relajamiento de la articulación entre los huesos púbicos del frente, las articulaciones del sacro y la pelvis en la parte de atrás, se da como respuesta a la hormona llamada relaxina, que se produce en los ovarios. Aunque el efecto de la relaxina es muy leve en algunas mujeres este relajamiento de las articulaciones provoca grandes molestias.

La tensión en la unión entre el sacro y la columna vertebral se vuelve mayor a medida que se acerca el fin del embarazo, cuando la mujer inclina la pelvis hacia delante y la parte superior del cuerpo hacia atrás, para compensar el peso del útero. Cuando la relajación ocasionada por la hormona es excesiva, la mujer sufre dolor de espalda y dificultades para caminar. Cuando es extrema, puede presentar un paso tambaleante. La relajación de los huesos de la pelvis tarda en desaparecer después del parto y es la responsable de los dolores de espalda de muchas mujeres con hijos recién nacidos.

Por lo general, los huesos de la mamá no muestran cambios si su reserva y su ingestión de calcio son normales.



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