Podría pensarse que el crecimiento del útero, al empujar el diafragma provocaría problemas respiratorios, pero los pulmones funcionan con la misma eficiencia durante el embarazo que en condiciones normales. Esto se debe a que la cavidad del pecho cambia de forma y su diámetro aumenta a medida que su altura disminuye, de manera que en realidad hay un ligero aumento en el espacio que ocupan los pulmones.

La cantidad de aire que los pulmones toman y expulsan por minuto, aumenta progresivamente y, justo antes del parto, el número de respiraciones por minuto es casi el doble del que es después de que nace el bebé. Éste, lo mismo que la mayoría de los cambios en el cuerpo de la mamá, es una adaptación de sus funciones vitales necesaria para proporcionarle a sus tejidos y a los del feto en crecimiento mayores cantidades de oxígeno.