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El embarazo, un gran cambio

Comprender todo el esfuerzo que está haciendo una mamá por crear una nueva vida y hacerlo bien resulta difícil, las mujeres necesitan sentirse queridas y valoradas.

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El dar a luz a un bebé, los nueve meses de embarazo, el parto y el posparto son momentos en la vida de grandes cambios, tanto psicológicos como físicos. Las mujeres necesitan de gran apoyo para poder cuidarse tanto física como emocionalmente. El embarazo puede hacerte muy vulnerable a los cambios emocionales, causados no sólo por las hormonas y los cambios físicos, sino también por el cambio psicológico.

De hecho, la depresión es bastante más común durante el embarazo de lo que se cree y depende de lo que significa emocionalmente tu embarazo para ti, el tipo de soporte emocional que te rodea y, por supuesto, que tan bien te cuidas tanto física como emocionalmente. Entre 8 y 38% de las embarazadas sufren algún tipo de síntoma depresivo. Aunque cada mujer se adapta al embarazo de forma distinta, hay aspectos universales que todas las mujeres necesitan cuidar y que van más allá de los físico.

Bien dicen que «toma una aldea para crear a un niño y una comunidad para apoyar a una mujer embarazada» y, nuestra sociedad, ha hecho un trabajo bastante mediocre. El embarazo requiere de por lo menos dos horas adicionales de sueño, descansos a lo largo del día, tiempo para interiorizar nuestros sentimientos, ejercicio, comida sana, visitas al doctor y en estos días ni para eso tenemos tiempo.

Adicionalmente una futura mamá necesita tiempo para contemplar su nuevo papel. Necesita tiempo y paciencia para atender y amar a los otros hijos. Tiempo sola con su pareja para estrechar ese vínculo afectivo, mantener la comunicación abierta y poder tocar base todos los días sobre los sentimientos de ambos. Necesita ser respetada, apoyada y consentida. La pregunta es ¿quien va a hacer esto si toda la comunidad está suficientemente estresada y ocupada?

Es normal estar irritable y sentirse frustrada porque no se tiene suficiente apoyo. Claro que una mujer embarazada es un miembro funcional de la comunidad, pero sólo puede desempeñar un buen papel si se siente valuada.

En todas partes nos muestran el embarazo como un momento en que la mujer florece y está en su mejor momento y aunque es la realidad para muchas, para otras es una foto bastante alejada de la realidad. Es natural sentirse apabullada por todos los sentimientos y cambios físicos que pasan por nosotras como madres.



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Sentirte bien contigo misma es la clave para este nuevo año. La mujer que logra tener una actitud positiva celebrará los cambios en su cuerpo, estará emocionada por el reto de parir.

Existen dos tipos de embarazadas: las muy positivas o las muy negativas. Por ejemplo, en nuestra cultura la gran mayoría de mujeres tiene una relación de amor y odio con sus cuerpos. Hay tanta presión por vernos jóvenes, delgadas, activas y vitales, mientras que otras mujeres embarazadas no se sienten así; al contrario, suben de peso, están cansadas y luchan con todos estos cambios por los que está pasando su cuerpo de los cuales no tiene control.

Para otras mujeres todo es positivo. Están más sanas que nunca, comen mejor, se sienten bien con su cuerpo y dichosas del hecho de que su cuerpo esté dando vida. Sienten que ha sido la mejor época de sus vidas.

Ahora es normal que la percepción de su imagen cambie durante todo el embarazo. Es casi imposible sentirte particularmente sana cuando estas hincada en el escusado vomitando, pero en el segundo trimestre esto cambia. En general uno se siente mejor hasta el segundo trimestre, más positiva y además podemos sentir cómo se mueve el bebé. Después, en el tercer trimestre es cuando la mayoría de las mujeres se empiezan a sentir más ansiosas con su cuerpo; se sienten raras, deformes y hasta poco atractivas.

Aunque la pareja tiene que ver mucho en la percepción de la mujer embarazada sobre su cuerpo, también influye toda aquella gente que la rodea, por lo cual es bien importante ser particularmente positivos. Cualquier mínimo comentario puede disparar esa ansiedad que tienen. Por ejemplo, el otro día una amiga -sin ninguna mala intención- le comentó a una embrazada «mira, ya hasta la nariz se te ve de embarazada», lo cual obviamente fue devastador para ella, quien tiene muy presente lo inflamada que tiene la nariz.

Los únicos cambios aparentes que vemos los que estamos del otro lado son una panza creciente y un aumento tangible de peso. Pero, a menos de que hayamos estado en esos zapatos, no podremos saber -a veces ni la misma embarazada- todo el esfuerzo que esta haciendo nuestro cuerpo por crear una nueva vida y hacerlo bien.

Es difícil entender la dimensión de todos los cambios hormonales por los que pasan, toda la sangre, oxigeno y agua extra que necesita producir nuestro cuerpo para alimentar al feto e incluso, los cambios en las glándulas mamarias para producir el alimento del bebé.

A todos ustedes que estén rodeados por una mujer esperando un bebé díganle algo lindo y si es su pareja, háganla sentir amada, valorada, especial, háganla sentir atractiva y deseada, escúchenla y, sobre todo, tengan mucha paciencia.

A las que estén embarazadas ¡felicidades! porque son ustedes quienes han sido escogidas para dar vida y eso es un honor.

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