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Preparación para el parto natural: el nacimiento

Muchos obstetras consideran que existe una relación directa entre la tensión de la mujer y la tensión del cuello uterino […]

Muchos obstetras consideran que existe una relación directa entre la tensión de la mujer y la tensión del cuello uterino durante el trabajo de parto. Esto se debe a que un cuello tenso provoca dolor, resistencia a la expulsión y en ocasiones innumerables complicaciones que prolongan el parto, lo que puede llevar a una intervención quirúrgica.

¿Qué causa la tensión y cómo evitarla?

La principal causa de la tensión en el momento del parto es el temor. Sin embargo, existen técnicas muy útiles para eliminarlo como la relajación física, no sólo en el momento del parto sino durante los cuatro o cinco meses anteriores al mismo. Por medio de este método aplicado al trabajo de parto, la mente descansa, es posible el control muscular consciente y la interpretación de las sensaciones experimentadas.

Trabajo de parto

El trabajo de parto está dividido en tres períodos bien definidos y caracterizados por diferentes signos y síntomas. El primer período -llamado de dilatación- no sólo se caracteriza por la dilatación del cuello del útero, sino que es una parte del trabajo de parto que presenta ciertas características especiales que responden a un fin determinado.

Intenta relajarte y practicar ejercicios de respiración que te ayuden controlar el dolor y enfocar correctamente tus energías. Ten presente que si llegas al parto con un mecanismo neuromuscular alterado por el temor y la tensión, no experimentarás los fenómenos del parto normal, lo que puede hacerlo más largo y doloroso.



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El miedo y la tensión son fenómenos patológicos cuyos impulsos resultantes producen condiciones mentales y físicas anormales. Durante este período la respiración es naturalmente libre y fácil, pero a medida que la dilatación progresa, aumenta en frecuencia y profundidad.

En el segundo período, la cabeza del bebé desciende, se tiene tirantez y opresión. El pasaje del niño a través de la vulva produce tan pocas sensaciones que a menudo se cree que nuestro hijo ya ha nacido. En el parto normal, el perineo es prácticamente insensible.

El tercer período del parto es el expulsivo. Al llegar a esta etapa:

  • Se sabe que ya no habrá conflicto físico pues los obstáculos han desaparecido.
  • Los tejidos se amoldan y pueden responder a cada empuje de la cabeza que avanza, es decir, se distienden sin inconvenientes.
  • Se vive con plena conciencia la parte más intensa del parto. Es la parte más activa y que requiere de mayores esfuerzos.
  • Se necesita saber en qué momentos empujar, cuando la contracción llegue a su máxima intensidad.
  • Para obtener un punto de apoyo en el pujo, bastará con mantener el aire en los pulmones, después de haber inspirado profundamente (bloquear la respiración).

Es muy importante que te informes y sepas perfectamente en qué consiste la salida del bebé. Consulta con tu ginecólogo lo que es preciso hacer y, sobre todo, lo que es poco recomendable que hagas.

 

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