Los efectos del humo del tabaco sobre los no fumadores son muy dañinos, más en el caso de los recién nacidos. Con frecuencia, la adicción al tabaco es tan fuerte, que no basta el hecho de tener un bebé en casa para dejar de fumar, aunque es verdad que muchas personas le ponen fin a este hábito en cuanto llegan a la paternidad.
En términos generales, puede decirse que el fumador fuma porque intenta tranquilizarse. La nicotina es la sustancia contenida en el tabaco que produce adicción física al inducir a cierto estado de relajación. Así, es frecuente que el fumador dependa emocionalmente de fumar porque lo ayuda a liberar el estrés psicológico. Por ello, para dejar de fumar, se deben buscar y encontrar otros métodos de relajación.
Es necesario descubrir qué situaciones hacen que una persona sea propensa a fumar, de modo que aprenda nuevas formas de lidiar con el estrés cotidiano sin recaer en el hábito de fumar. Las siguientes tres preguntas pueden ser efectivas para ayudar al fumador a descubrir sus motivos para fumar, sus metas y sus nuevas acciones.
Al analizarse con detenimiento estas interrogantes, se puede identificar en qué situaciones se es vulnerable y las alternativas saludables existentes que pueden sustituir al cigarro cuando el deseo de fumar sea muy intenso:
- ¿Qué es lo que te hace fumar? Siempre existe un incidente y los sentimientos que éste crea para disparar el deseo de fumar (ansiedad, ira, tristeza, auto relajación, sentimientos encontrados o desesperanza después de vivir un mal rato como pelear con el cónyuge, haber tenido una disputa por motivos de trabajo, el estrés ocasionado por manejar cuando hay mucho tráfico, entre otros). El fumador debe identificar las etapas del día en que es más vulnerable al deseo de fumar
- ¿Qué esperas conseguir cuando fumas? El fumador debe identificar su meta deseada, tal como relajarse o escapar de algún conflicto
- ¿Qué alternativas existen en lugar de fumar? El fumador debe identificar las acciones que pueden sustituir este hábito, para lo cual se dan varios ejemplos:
El fumador y su pareja deben tener en cuenta que cuando una adicción es parte persistente del estilo de vida de una persona, se debe a que el balance total de la vida es negativo. Un estilo de vida de mucho trabajo sin diversión, o el hábito de cuidar a otros antes de cuidarse a uno mismo, pueden generar estrés que se va acumulando y que necesita liberarse. Dedica especial atención a que en tu vida o en la de tu pareja que fuma, exista un buen balance entre relajación, placer, trabajo y distracción, cada día, cada semana y cada mes. Bríndale atención si percibes que no es capaz de encontrar alternativas a su hábito de fumar y si le cuesta trabajo identificar sus disparadores y sus metas.
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Una razón frecuente para fallar en el deseo de dejar el hábito de fumar es la presencia de una depresión profunda. Cuando el mayor efecto que ocasiona la nicotina es ayudar a la persona a salir momentáneamente de la melancolía y la tristeza, se necesita un tratamiento adicional para atacar la depresión subyacente y brindar métodos alternativos para deshacerse del estrés. En este caso, el tratamiento individual o en grupo y un antidepresivo apropiado, pueden hacer la diferencia entre una recaída o construir un nuevo estilo de vida saludable.
Deja que tu pareja te conozca en este sentido, que vea que eres capaz de ayudarlo para dejar el cigarro. Quizá al final encuentre en ti y en tu compañía el bienestar, la ayuda y el soporte emocional que necesita.