En una etapa de ausencia de embarazo, la sangre circula de forma continua a través de todo el cuerpo y los riñones filtran los líquidos para después expulsar los de desecho. 

En el embarazo, los riñones trabajan el doble, pues también filtran los líquidos del bebé. De hecho, el 50 % del incremento de peso durante la gestación se debe al agua distribuida en el líquido amniótico, la placenta y el bebé. 

Cuando se ingiere la cantidad de agua recomendada en el embarazo, los riñones no se forzan demasiado ni concentran la orina en exceso, previniendo así las infecciones de vías urinarias. De ahí, la importancia de la ingesta de por lo menos 10 vasos de agua al día. 

Hablamos de retención de líquidos cuando los riñones dejan de filtrar adecuadamente todos los líquidos, en muchas ocasiones por la alta ingesta de sales, ocasionando una acumulación de líquidos en exceso. 

Algunos de los efectos más frecuentes por falta de ingesta de líquidos son:

•     Disminución en la secreción de saliva
•     Sensación de resequedad en la boca
•     Mal aliento
•     Piernas hinchadas y cansadas
•     Estreñimiento

Aunque el consumo de jugos y leche no están prohibidos durante el embarazo, debes tener cuidado de no tomar únicamente este tipo de líquidos, pues podrían aportar un par de calorías extras a tu dieta.

Tips

• Ten siempre a la mano una botella de agua natural. Tener que llevarla de un lado a otro o tenerla a la vista constantemente, te “obligará” a ingerirla durante el día
• Disminuye la cantidad de agua que consumes por las tardes, para que por las noches no tengas que levantarte frecuentemente al baño
• Para disminuir el volumen sanguíneo en tus piernas, puedes elevarlas aproximadamente unos 15 cm y descansarlas en un banco pequeño. Evita también bañarte con agua muy caliente
• Cualquier cambio físico que te resulte incómodo debes de reportarlo inmediatamente con tu médico
• Reduce la ingesta de sales y proteínas animales (de res)

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