Incluso, algunos investigadores han señalado que las bacterias urinarias pueden transmitirse al feto y provocarle septicemia, una infección en la sangre que puede tener consecuencias fatales. También se estima que entre 2% y 4% de las embarazadas padecen pielonefritis materna -una grave condición obstétrica- tras haberse infectado con la bacteriuria asintomática.
La solución no resulta del todo fácil, puesto que se debe encontrar un antibiótico efectivo y con baja probabilidad de causar efectos adversos en el feto, para que sea posible administrarlo durante la gestación. Sin duda, la mejor solución es que si estás embarazada, acudas regularmente al ginecólogo para prevenir cualquier infección.