Los glóbulos blancos, conocidos también como leucocitos, se encargan de curar las infecciones y las plaquetas, son necesarias para la coagulación de la sangre.
Los glóbulos rojos, conocidos también como eritrocitos, se encargan de llevar el oxígeno por todo el cuerpo para alimentar a los tejidos. Los glóbulos rojos son los que predominan en nuestro cuerpo, por ejemplo, los hombres tienen 5,200,000 y las mujeres 4,700,000 por milímetro cúbico de sangre. El componente más importante de estos glóbulos es la hemoglobina, una molécula compleja que se compone de proteína y hierro, que es la encargada de llevar oxígeno a los tejidos.
Nuestro cuerpo regula la producción de estos glóbulos y un número bajo de glóbulos rojos en nuestro sistema circulatorio causa anemia.
La anemia es una enfermedad bastante compleja que se puede deber a diversas causas. Además, el proceso de crear, reciclar y regular la producción de glóbulos rojos es muy difícil ya que involucra diversas partes del cuerpo.
Una de las causas principales de la anemia es la falta de hierro, un mineral fundamental para la producción de hemoglobina. Por desgracia, existen enfermedades que son las causantes de esta falta de hierro; por ejemplo, las hemorroides e incluso los pólipos benignos que se forman en el colon. Otra son los sangrados internos que se dan en el tracto gastrointestinal, lo que llega a ocasionar el uso continuo de aspirinas y medicamentos como naproxeno e ibuprofeno.
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Quienes se ven más afectados por esta enfermedad son los niños pequeños y las mujeres que están en el climaterio (menopausia).
Es muy probable que, en el caso de las mujeres embarazadas con anemia, el bebé nazca con bajo peso, en particular si no se alimentaron bien durante el primer trimestre. Los niveles bajos de ácido fólico durante el embarazo aumentan el riesgo de que el bebé presente defectos en el tubo neural. Cuando las mujeres embarazadas fuman y son anémicas, aumenta el riesgo de que se presente el Síndrome de muerte infantil.
Existen ciertos signos que te ayudan a detectar la anemia:
Cansancio, fatiga, falta de aliento, taquicardia, dolor de cabeza, tinnitus, irritabilidad, piel pálida y confusión mental. Sin embargo, también se detecta mediante análisis de sangre, por lo que, si presentas alguno de estos síntomas, lo más recomendable es que acudas con tu médico.