Las investigaciones que se han realizado con mujeres finlandesas que utilizan el sauna durante todo el embarazo, no muestran ningún aumento en la incidencia de anomalías fetales relacionado a esto. En gran medida, los seres humanos están protegidos de los efectos dañinos del calor por los mecanismos reguladores de la piel y las glándulas.
A pesar de que se ha demostrado que los saunas, las tinas calientes y el ejercicio, no elevan la temperatura central del cuerpo en más de 0.9°C después de 20 minutos, no se recomiendan los baños demasiado calientes ni prolongados durante la gestación, pues aunque no se conoce con exactitud si esto puede provocar algún efecto adverso, sí se sabe con certeza que las mujeres embarazadas están expuestas a sufrir agotamiento y mareos por el calor, lo cual puede llegar a tener más efectos dañinos para la madre que para el bebé.