fbpx


Decepción de género

Cuando los padres no asumen por completo el sexo real de su bebé pueden cometer acciones que afectan el desarrollo de su género.

Los seres humanos tenemos la capacidad de hacer proyecciones sobre nuestro futuro y por eso cuando algo nos inquieta echamos a volar la imaginación y comenzamos a disfrutar o a sufrir algo que todavía ni siquiera sucede. Estas fantasías son importantes porque nos permiten establecer metas para lograr lo que deseamos o estrategias para evitar lo que tememos.

El embarazo es un acontecimiento estremecedor en la vida de mujeres y hombres, porque sabemos que nuestra vida cambiará y eso nos llena de entusiasmo y aprensión. Es natural que ante un evento de tal magnitud nuestra imaginación comience a volar y que sintamos la necesidad de poner sexo, rostro y carácter al bebé que apenas se está formando. Es decir, cuando descubrimos que nuestro bebé viene en camino, una de las principales inquietudes que surgen alrededor de la noticia es si se trata de un niño o una niña. Pensar en el sexo de nuestro bebé es un proceso fundamental, porque nos permite crear un vínculo y una comunicación con él desde antes de nacido.

Es muy frecuente que los padres sintamos el deseo de que nuestro bebé sea de nuestro propio sexo, ya que creemos que así nos identificaremos con él de manera más estrecha y tendremos una mejor relación. Por ejemplo, muchas veces los papás sueñan con darles el primer balón de fútbol a sus hijos, mientras que las mamás fantasean con su pelo, su atuendo y las conversaciones íntimas.

[relacionado id=627]

Algunos factores que pueden influir en nuestras preferencias por tener niño o niña son:

  • La situación económica de la familia. Algunas personas prefieren tener un hijo que pueda trabajar y cooperar con los gastos familiares
  • El miedo. Algunas personas sienten que no son buenas relacionándose con cierto género y temen que esto dificulte la relación con sus propios hijos
  • Los lazos familiares. Algunas mujeres que tuvieron hermanas desean reproducir esas relaciones, o al haber crecido con hermanos sienten que si tienen un hijo éste las protegerá cuando crezca
  • El apellido. En algunos casos, tener un hijo varón es la única manera de mantener el apellido
  • Los abuelos. El caso de haber tenido puros hijos hombres y que deseen tener una nieta (o al revés)
  • Tener “la parejita”

Cualquiera que sea la razón por la que deseamos un niño o una niña, todas estas expectativas son una señal de que esperamos ansiosamente a nuestro hijo, pero no podemos dejar que los pies se nos despeguen de la tierra: todavía no lo conocemos y es probable que no sea tal como lo imaginamos.



Libro 90 respuestas claras para mamás novatas.

En la mayoría de los casos el imaginario desaparece cuando llega el recién nacido, sin embargo, muchas parejas se muestran temerosas de no saber dar este paso y tener dificultades para aceptar a su hijo tal cual es.

Existen casos en los que los padres no pueden superar el desencanto de que sus bebés no sean del sexo que querían y comienzan a tratarlo como si fuera del sexo que deseaban.  Por ejemplo, un padre que enseñe a su hija a jugar fútbol o a sentir pasión por los automóviles (actividades tradicionalmente consideradas “para niños”), pero esto puede inducir a que ella se vuelva una mujer un poco tosca y masculina.

En los casos más extremos, los padres pueden llevar su negación del sexo real de su bebé hasta el grado de vestirlo, apodarlo y tratarlo como si fuera el que ellos imaginaron. Los especialistas señalan que esto puede determinar la forma en que desarrolle su género y su sexualidad, induciendo conductas homosexuales o transexuales.

No debemos aterrorizarnos, generalmente como hijos aprendemos a vivir con las expectativas de los padres y los padres aprendemos rápidamente a aceptar a nuestros hijos. Nuestra reacción ante el sexo real del bebé dependerá de la forma en que hayamos manejado las fantasías a lo largo del embarazo. Es normal que nos sintamos un poco frustrados si no es el deseado, pero nada más.

[relacionado id=3174]

TIP

Un buen ejercicio es preguntarnos qué sucedería si nuestro bebé tuviera el sexo opuesto al que deseamos y comenzar a buscar las ventajas que eso tendría.

Si consideras que estás dándole demasiadas vueltas al tema o descubres que no puedes con la inquietud, pídele a tu médico que te diga cuanto antes cuál es el sexo de tu bebé. Esto puede ayudar a que comiences a prepararte… elegir un nombre, comprar ropa, decorar el cuarto.

Comparte esta nota

Más sobre este tema

Qué te pareció esta nota

0 / 5. 0

TAGS: