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Tu hijo adolescente y su celular

¿No se despega de su celular? ¿Le pone más atención que a ti?

Escuchas un sonido dulce y corto o una canción estridente y lo sabes: tu hijo ha recibido un mensaje en el celular. Reconocerías ese sonido hasta en tus sueños, debido a que desde que lo sacaron de la caja, ese celular no ha parado de hacerse notar.

El celular, al igual que el internet, es muy adictivo y quizá más, ya que es comunicación que puede llevarse a todos lados. Ha perdido su carácter de “artículo de emergencia” para convertirse en un “mata aburrimiento”. Este mal hábito tiene repercusiones en la boleta de calificaciones de tus hijos… y en tu bolsillo.

“¿Me pones crédito?”

Si tienes suerte, esa será la cantaleta de la semana, pero preocúpate porque podría ser la de cada dos o tres días. El monto mínimo a través de bancos e internet es de 50 pesos, aunque es posible recargar 20 ó 30 pesos en tiendas de autoservicio.

Haz la cuenta de cuánto ha gastado tu hijo en telefonía celular y verás el boquete en tu presupuesto. No debes caer en las peticiones lacrimógenas: el celular es para emergencias. ¿Realmente sabes en qué están gastando ese tiempo aire? No es por hacer de menos la conversación de nadie, pero seguramente, no serán constantes recordatorios de exámenes y consejos para el estudio.

Dales un presupuesto mensual o semanal –si tienes ánimo dadivoso– y por ningún motivo hagas recargas fuera del presupuesto: esto les disciplinará a ahorrar ese tiempo aire.



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“Sería mejor si tuviera un plan”

No, no lo sería. Un plan te condena a tener que pagar el servicio por un año y pregúntate lo siguiente: ¿será mi hijo adicto al celular capaz de mantenerse el límite? Los planes te dan determinado tiempo aire y, si excedes determinado número de llamadas o mensajes, te cobrarán ese excedente.

Sí, un plan les da poder de llamarte tan pronto tengan una emergencia y si deseas pagar el excedente por esa tranquilidad, quizá sea buena idea. Trata de hacer que tus hijos sepan mantenerse al límite y también prohíbeles “prestar mensajes” a sus compañeros.

Mayor tecnología, mayor riesgo y tiempo

Si han estado molestándote por un equipo celular moderno –que se conecta al internet, toma fotos, reproduce videos, hace las tareas, saca la basura y te da la hora en Marte– piensa si tus hijos realmente lo necesitan. Seguramente serán la envidia de sus compañeros y te estarán eternamente agradecidos, hasta que salga un modelo mejor, claro está, pero ¿lo estarán mostrando por la calle?

No te engañes, los ladrones prefieren asaltar a adolescentes con equipos vistosos que a adultos con teléfonos prácticos. Otra realidad es que un celular con internet ilimitado puede ser más nocivo en la escuela que el compañero de banca que nunca se calla y siempre bromea.

Cuando adquieras un nuevo equipo celular para ellos, procura investigar anticipadamente qué les estás comprando.

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