Después de dos horas, dices algo para frenar la discusión y tu pareja empieza a enloquecer… ¿por una palabra? Sí. Las palabras hieren muchas veces más que las acciones. Para evitar que arda Troya, preparamos esta guía con las cosas que debes evitar mencionar en este tipo de escenas. Recuerda que eres el ejemplo de tus hijos y lo que menos quieren es decir cosas hirientes frente a ellos.

• “Tranquilízate, relájate, cálmate”
  Considérala como la reina de las prohibiciones. Será como añadirle media docena de detonadores al problema, porque le transmites que no entiendes el verdadero por qué de la situación ni validas sus sentimientos. Procura calmarla de forma sutil, explícale que comprendes por qué está enojada, pero quisieras que lo hablaran entre los dos.
• “Sabías que yo era así”
  Significa que estar juntos no te ha cambiado en lo más mínimo y posiblemente, ella sí lo ha hecho para estar bien contigo. Además, reflejas desinterés de ser otro, y por ende, en la relación.
  Tal vez lo que deseas explicarle es “hay cosas de mi personalidad que todavía me cuesta trabajo modificar”. Con esto, establecerás una comunicación de pareja y no le enviarás un mensaje pesimista de resignación.
• “Lo que tú quieras” No hay por qué explicar más. Evítala.
• ¿A dónde vamos? o ¿qué hacemos? Son preguntas que necesitan una respuesta concreta y aunque con ello buscas agradarla, sólo interpretará que estás desganado o en otro planeta. Puede ser tedioso, pero trata de darle una opinión: entre ir al cine o a bailar, ¡debe haber algo que quieras hacer más!
• “¿Qué quieres que te diga?”
  Esto puede ser muy frustrante en plena discusión. ¿Acaso todo lo que te ha dicho durante la media hora de pleito no ha significado nada? Hagas lo que hagas, da una opinión pacífica y meditada, escucha argumentos y responde a partir de ellos.

No te saltes la discusión y tampoco los temas: es una persona que amas y vivir en pareja tiene sus altas y sus bajas. Vale la pena.