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Realidades de la relación padre-hija

Dicen que las niñas tienen una relación más cercana con el padre mientras que la madre se convierte en una enemiga acérrima en la adolescencia.

¿Niña de papá?

En nuestro país suele pensarse que las niñas tienen una relación más cercana con el padre mientras que la madre se convierte en una enemiga acérrima en la adolescencia.

También se cree que los niños son los “bebés” de mamá hasta los 40.

¿Será cierto? ¿Cuál es la realidad padre/hija? Averígualo con esta pequeña guía.

1. Las adolescentes valoran el contacto con su padre.

2. El padre ansía involucrarse más con su hija cuando ésta madura y es capaz de convivir con él de nuevas maneras.



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3. Las jóvenes aceptan encantadas esos “ofrecimientos de involucrarse más”, pero también desarrollan defensas contra las limitaciones de la cercanía con su padre.

4. Estas defensas implican el repliegue, la restricción de información personal y el silencio. Así, las jóvenes a veces se describen como “no cercanas” a su padre. A éste le molesta tal descripción, porque ve más claramente que ellas cuán cercanos son en el presente.

5. La madre suele mediar entre padre e hija, reconocimiento el enojo de la hija y tratando al mismo tiempo de minimizar las hirientes y ofensivas intenciones del padre.

6. Muchas mujeres, al recordar sus años de adolescencia, dicen haber estado cerca de su padre.

 

¿Qué puede hacer un padre?

 

A las adolescentes les gusta tener una estrecha relación con su padre. Se retraen cuando se sienten ofendidas o heridas, pero no se mantienen alejadas mucho tiempo. No exige gran cosa de un padre mejorar su contacto con su hija.

  • Intenta distinguir entre los momentos en que escuchas y aquellos en los que sermoneas. ¿Sólo estás pensando en lo que quieres decir? ¿Interrumpes a tu hija/ le gritas/le reclamas que no te escuche?
  • Habla de problemas: evitas ofrecer una solución o dar un consejo simple. Tu intención debe ser ayudar, pero tu hija no se dejará convencer por tu consejo a menos que estés segura de que tú comprendes el problema. Hazle unas cuantas preguntas sobre el asunto. Aún cuando estas cuestiones sean menores, resultan importantes para ella
  • Toma en serio el enojo de tu hija: respétalo, no lo ridiculices. Esto significa no reírse de sus lágrimas o gritos. También será efectivo en preguntarle por qué está enojada, en vez de declarar que su enojo es “irrazonable”
  • Si ella no habla, no agradezcas la paz y tranquilidad consecuentes; incítala a hablar. Si necesitas una pausa en una discusión, tómala, pero vuelve a la conversación cuando te hayas tranquilizado
  • Sigue incluyendo a tu hija en tus intereses, pero también intenta explorar los de ella
  • Recuerda que, en comparación contigo, tu hija no es tan segura de sí misma como parece. No hay necesidad de insistir en que tú tienes la razón y ella está equivocada; ella en gran medida ya lo cree

Fuente: Terri Apter. En realidad no me conoces: por qué pelean madres e hijas y cómo sacarle provecho a estos conflictos. Editorial Diana. México, 2007.

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