fbpx


¿El tamaño importa?

Descubre por qué esta fijación prevalece en nuestros días y qué tanto influye en la satisfacción sexual.

Por Alejandra Dávalos

La geometría del pene y la vagina ha sido motivo de interés desde tiempos inmemoriales. Basta con pensar en los grabados de las diosas hindús o los miembros del antiguo arte erótico japonés.

Incluso en la India existe una ciudad famosa por sus templos adornados con representaciones escultóricas de dicha temática: Khajuraho. Realizadas alrededor del año 900 d. C., éstas muestran con lujo de detalle los órganos sexuales masculinos y femeninos, y prueban la antigüedad de la obsesión humana por su “corpulencia”.

Los antropólogos, historiadores y arqueólogos coinciden en que, en esa época, el énfasis estuvo asociado a la fertilidad, pues existía la creencia de que la talla indicaba la capacidad para procrear. En el caso de los hombres, la apariencia del pene, los testículos y la estatura hacían suponer que sus descendientes serían más fuertes y sanos; sin embargo ¿en qué momento esto comenzó a asociarse con el placer?

Dime dónde aprendes y te diré qué piensas

El arraigo que tenemos a la idea de que “entre más grande, mejor” se reforzó a través de las representaciones artísticas del cuerpo humano que construyeron y fomentaron estereotipos de belleza física y de lo socialmente aceptable.



Libro 90 respuestas claras para mamás novatas.

La primera intención de la estimulación de la libido es representar los atributos físicos de manera exagerada, sin entrar en el debate de lo erótico o lo pornográfico. Las imágenes y los objetos contribuyeron al surgimiento de la preocupación colectiva por cumplir con los modelos corporales que ya no aluden sólo a la procreación sino también a la potencia, el aguante o la mayor estimulación.

¿En verdad influye? 

Contrario a lo que dicen sexólogos y terapeutas, sí… relativamente.  Ése es el caso de la agenesia vaginal, un padecimiento que se da cuando la vagina es tan estrecha que impide la penetración, o bien, la microfalosomía, que se refiere a aquella condición en la que el pene erecto de un adulto mide menos de siete centímetros de largo. En ambos casos, hay tratamientos médicos capaces de mejorar la vida sexual de quienes los presentan.

Según un estudio de The Journal of Sexual Medicine, a partir de 1992 el índice de parejas divorciadas por problemas sexuales aumentó y desde entonces hasta el año pasado, los causantes han sido la eyaculación precoz y la dificultad femenina de llegar al orgasmo.

Amante sin medidas

De la vista nace el amor y si no somos estimulados adecuadamente, por supuesto que la insatisfacción reparará en el “equipo” de nuestra pareja, aunque si pensamos que lo mejor de la experiencia depende completamente de que tan estrechas o largos estemos, la situación se pone peor.

Suena trillado pero la clave de la plenitud íntima radica en la seguridad y se refuerza a través de la atracción física, la química y la atención en todo el cuerpo, no sólo los genitales.

Los juguetes, las películas y los afrodisiacos son el complemento de todo lo anterior y pueden hacer sus encuentros más divertidos, interesantes o diferentes. El resto es cosa del cerebro, quizá el órgano erógeno más importante que es capaz de llevarnos a lugares que desconocíamos.

Conclusión

Si ya le hemos dicho a nuestra pareja qué nos gusta dar y recibir, y aun así la situación no mejora, oriéntense. En el caso de los hombres, pueden tomar tratamientos hormonales para aumentar el cuerpo del pene, lo cual se proporciona en casos muy especiales. Para las mujeres, además de los ejercicios de Kegel, existe la cirugía de estrechamiento vaginal o vaginoplastia sin embargo, antes de recurrir a estas medidas es preferible buscar la asesoría profesional.

Comparte esta nota

Más sobre este tema

Qué te pareció esta nota

0 / 5. 0

TAGS: