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Eyaculación femenina: ¡deja que fluya!

La eyaculación no es cosas exclusiva de ellos, ¡inténtalo!

¿Invento del cine porno?

Para el taoísmo chino, la llamada tercera agua era señal del clímax sexual de la pareja, la recompensa que un hombre recibía al derramar las “gotas de felicidad”, el semen, y ésta sólo se conseguía después de haberla excitado lo suficiente para que ella generara “la primer agua” o lubricación; y la segunda, el fluido que escurre durante las contracciones vaginales y que envuelve al pene mientras es suavemente “succionado”.

Efectivamente, como dice la poetisa argentina Gioconda Belli: “Mi amor es como un río caudaloso chorreándose en el cuerpo de mi hombre”. Sin embargo, ¿cuántas mujeres han experimentado algo así?

Según un estudio del año 2011, realizado por el antropólogo Ryan M. Ellsworth de la Universidad de Missouri y la psicóloga D. H. Bailey de la Universidad Carnegie Mellon, seis de cada 10 mujeres tienen un orgasmo, pero sólo la mitad de quienes lo experimentaron expulsaron dicha secreción, y no era por incapacidad anatómica para hacerlo, sino por falta de práctica. Surge la pregunta incómoda: ¿cómo lo hacen las actrices de películas XXX? La respuesta es sencilla: incitando adecuadamente el punto G.

En busca del placer perdido

  • Grecia clásica El médico Hipócates refirió la existencia de un semen femenino que aparecía si el clítoris era manipulado correctamente
  • Siglos de silencio Con la expansión del cristianismo en Europa se interrumpió la práctica de la eyaculación femenina, conocida actualmente como squirting
  • Era victoriana A finales del siglo XIX, el ginecólogo escocés Alexander Skene describió las glándulas femeninas responsables de este líquido y les dio su nombre
  • La próstata femenina En 1952 Ernst Gräfenberg presentó su investigación El papel de la uretra en el orgasmo femenino (sobre la anatomía de la próstata de la mujer y la eyaculación como una de sus funciones) dando a conocer la ecuación: estimulación del punto G + glándulas de Skene = orgasmo y squirting

Y tú, ¿cómo te vienes?



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Ahora que sabemos que todas las mujeres pueden eyacular, es necesario aclarar que no todas lo hacemos como una actriz de de pornografía, debido a que la anatomía de las glándulas de Skene son distintas en cada mujer. Entre más largas, el lanzamiento del líquido será más espectacular, mas lograrlo no es tarea sencilla. Todo comienza con la autoexploración y aunque la participación de un adiestrado galán será de mucha ayuda, lo ideal es que comiences primero tú sola y después lo invites a descubrir los puntos que te hacen vibrar:

  1. ¡Encuentra tu punto G! Sí, lo has oído millones de veces pero, ¿en verdad sabes en dónde está? El squirting y este punto van de la mano porque es justamente mediante la estimulación del primero como puedes lograr tu cometido. Para encontrarlo ponte cómoda y estimula tu clítoris para hacer más palpable la zona que quieres encontrar 
  2. Ya que hayas calentado motores, introduce el dedo medio unos centímetros hacia arriba, justo detrás del hueso púbico. Sabrás que llegaste al lugar indicado porque sentirás que la piel de esa zona es más rugosa y al presionarla tendrás una sensación parecida a las ganas de orinar 
  3. Una vez que lograste llegar a la zona G, acaríciala con los dedos medio y anular haciendo un masaje circular o mueve los dedos de arriba abajo, presionando suavemente 
  4. Continúa masajeando el área y conforme se incremente tu excitación, contrae tus músculos vaginales, como si tuvieras que aguantar las ganas de orinar, y retira los dedos mientras pujas suavemente. Si nada pasa, repite este último paso hasta que consigas eyacular, o bien, tengas un orgasmo

Es probable que al principio sólo grites de placer, pero no te preocupes, debes aprender a despertar esa zona y sensibilizarla poco a poco, ya que lo único seguro para humedecer tus sábanas es que conozcas bien tu punto G para saber enardecerlo. Puedes ayudarte con un dildo de punta curvada experimentando con las posturas que impliquen penetraciones posteriores. Ahora sí: ¡a gozar!

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