Además de ser una actividad divertida, apoyará su motricidad fina y su capacidad de expresión al dibujar creaciones propias.
Para hacerlos, se necesita:
- Papel de baño (para sacar el cartón enrollado del centro y utilizarlo como molde)
- Papel de cera
- Cinta de aislar
- Agua caliente
- Yeso
- Pintura témpera (como Vinci)
- Una cuchara
- Agua al tiempo
Paso a paso
- Lo primero que vamos a hacer es fabricar un molde con el cartón del papel de baño en forma de tubo, y vamos a cubrir un extremo del molde con cinta de aislar. Luego enrollamos una pieza de papel de cera y lo introducimos en el molde para evitar que la mezcla se pegue a éste
- Después en un recipiente de plástico colocamos ¾ de taza de agua caliente. Vacía el yeso al agua hasta lograr una consistencia firme (debe ser por lo menos el doble de yeso que de agua)
- Vamos a mezclar el yeso con el agua lentamente con una cuchara y cuando se vea que la mezcla está bien formada, vaciamos 2 o 3 cucharadas de pintura tempera (vinci) en el recipiente. Si quieren conseguir tonos color pastel pueden combinar la pintura tempera blanca con colores primarios (amarillo, azul y rojo)
- Una vez que mezclamos el yeso, el agua y la pintura, vamos a enjuagar la cuchara en otro recipiente con agua para evitar que se tape el fregadero
- Ahora, cuando ya tenemos esta mezcla la vaciamos en el molde sellado y lo colocamos en una superficie plana. Denle ligeros golpes en ambos extremos del tubo para sacar las burbujas de aire del yeso
- Por último, dejamos que se formen los gises. Un par de días después vamos a quitar la cinta y deslizar el papel para sacar nuestros gises gigantes del molde. ¡Y a dibujar!
Como ven es muy simple y desde el proceso de fabricación hasta el uso de los gises puede ser una experiencia súper divertida para los niños. Consigan un tablón de madera y que la pinten de blanco o verde para que los niños puedan dibujar allí. La pueden colocar en el patio u otro espacio abierto y cada vez que quieran volver a usarla para dibujar nada más le echan agua y listo.
Una buena edad para que el niño disfrute de esta actividad es a partir de los tres años, aunque en este caso ellos no estarían preparando solos la mezcla, sino que acompañarían a sus papás mientras ellos la hacen. ¿Por qué a esa edad? Pues en esta etapa comienzan a dibujar y con esto empiezan a «representar» el mundo que los rodea.
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Es importante que entendamos esto, ya que es frecuente que los padres se quejen de que sus hijos le rayan las paredes, pero el dibujo tiene un papel importante en el desarrollo mental del niño, y por eso recomendamos buscar formas alternativas de permitirles esta expresión, como lo que enseñamos hoy.
¡Que se diviertan!