fbpx


Primeros pasos para disciplinar

La disciplina es muy importante en las primeras etapas de tu bebé pero eso no significa gritar y castigar.

Empecemos analizando diversas situaciones en las que podrán ver realmente la forma de lograr que sus hijos colaboren con ustedes en la quizá única tarea que les quita el sueño: la disciplina.

Te interesa: Los niños no necesitan castigos

Veamos un ejemplo:

Enrique llega de la escuela y deja la mochila tirada en la entrada, al lado de las escaleras. A ti te molesta pero por más que has intentado no logras que deje de hacerlo.

Respuesta automática (gritando): “¡Ya te he dicho hasta el cansancio que me choca que dejes tus cosas tiradas por toda la casa; siempre la tienes hecha un cochinero! ¡Vete a tu cuarto y te quedas sin comer, a ver si ahora sí entiendes!”

Respuesta sugerida (en tono normal): “Cuando dejas regadas tus pertenencias, yo me siento incómoda, pues he puesto mucho empeño en mantener todo limpio y ordenado, ¿qué podríamos hacer para encontrar una solución?”



Libro 90 respuestas claras para mamás novatas.

Te interesa: Haz que tu hijo sea exitoso

¿Qué escena te parece más deseable? Espero que la segunda, sin embargo en muchas familias ocurre lo primero y ya te escucho: “Sí, Nancy, eso que propones suena muy lindo pero es ficticio. ¡No se puede!”. Yo creo de verdad que sí. Analicemos primero lo que ya has intentado:

  • Regañar: ¡Ya te dije que no dejes ahí la mochila!
  • Amenazar: ¡Es la última vez que te lo digo, a la próxima…
  • Castigar: Ya estoy harta, no puedes ver televisión toda la semana
  • Comparar: Tu hermano es más chico que tú y ya aprendió. ¿Por qué tú no?
  • Negociar: Por favor déjala donde corresponde, voy a tener visitas; si me ayudas te levanto el castigo de ayer y puedes ir a la fiesta del fin
  • Premiar: Como la pusiste en el sitio adecuado, nos vamos al cine en la tarde

Ahora regresemos a nuestros hechos. El segundo es idóneo por muchas razones que puedes reconocer y aplicar en tu vida diaria. Entre sus principales ventajas:

  1. Utilizas un tono de voz preciso con el que lo invitas al diálogo y muestras que estás en control de ti misma y la situación
  2. Describes tus emociones (me siento incómoda) frente a una acción concreta, específica y fácilmente descriptible (cuando dejas regadas tus pertenencias)
  3. Invitas a buscar una medida concreta y conjunta (¿qué podríamos hacer para encontrar una solución?)

Si lo estudias un poco más, apreciarás que también hablas en positivo, evitas generalizaciones o acusaciones y te centras en el aquí y ahora. Me queda claro que esto toma tiempo y lo más trascendental: requiere práctica, pero si te identificaste y la situación te hizo sentido, es momento de intentarlo. Poco a poco irás viendo cambios. Recuerda que todo camino, aún el más largo, comienza con el primer paso. ¡Buena suerte!

Comparte esta nota

Más sobre este tema

Qué te pareció esta nota

0 / 5. 0

TAGS: