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Trastorno de la Identidad o Conducta Sexual

El TIS se puede llegar a desarrollar desde la infancia. ¿Qué tienes que hacer para que tu hijo este bien mental y físicamente?

El 22.8 % de los niños en edad escolar y el 38.6 % de las niñas presentan diez o más conductas atípicas para su género. La mayoría de los niños presenta una o dos.

Lo esperable es que estas conductas aparezcan en la mayoría de los niños y lo más habitual es que no indiquen la presencia de un trastorno de identidad sexual (TIS).

Sin embargo, el rasgo distintivo del TIS es un malestar persistente acerca de pertenecer a un sexo determinado, al tiempo que existe una preocupación por los roles del otro género o se rechazan las estructuras genitales anatómicas propias.

La causa del TIS es desconocida. Algunos autores proponen que el TIS no debe considerarse un trastorno psiquiátrico. A pesar de que los estudios demuestran que son más niñas las que expresan el deseo de pertenecer al sexo opuesto, en las muestras clínicas hay constantemente más chicos que chicas.

Manifestaciones clínicas

Muchos niños con TIS manifiestan este trastorno antes de los 4 años. A menudo, los compañeros los molestan y tienen problemas de adaptación social, lo que a veces hace que se depriman. La mitad o más de estos niños desarrollan una orientación homosexual durante la adolescencia y la vida adulta.



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El TIS se asocia a otros muchos trastornos de la infancia y la adolescencia. Mediante la Child Behavior Checklist, se ha constatado que el 84% de los niños afeminados presenta alteraciones de conducta similares a las observadas en la población clínica psiquiátrica; el 60% reflejaba en sus respuestas la existencia de problemas con sus compañeros y cumplía con los criterios de trastorno de ansiedad por separación.

Otros autores han observado que el TIS no guarda relación con el entorno étnico o religioso ni con el nivel educativo.

Tratamiento

La relación entre el TIS y el trastorno de ansiedad por separación u otros trastornos confirma la importancia de la psicoterapia y posiblemente de la farmacoterapia cuando las conductas cumplen los criterios del trastorno de ansiedad por separación o de otros trastornos de ansiedad.

A menudo se emplean otras estrategias que han demostrado ser útiles. Las técnicas de crianza que indican qué conductas son adecuadas y qué se espera del niño en cuanto a conductas de rol de género, han resultado prometedoras para tratar a un porcentaje importante de los niños con TIS.

El grado de implicación de los padres en el tratamiento parece correlacionarse con la disminución de las conductas propias del sexo opuesto. El médico debe ayudar a los padres y controlar sus propias frustraciones y decepciones para reducir al mínimo las conductas críticas y de rechazo.

El castigo, la reprobación o la humillación no sirven de apoyo a los intentos del niño por luchar contra cualesquiera que sean sus conflictos intrapsíquicos, interpersonales o culturales. Los conflictos familiares se deben abordar mediante métodos terapéuticos.

Tomado de:
Et.al. Nelson Tratado de Pediatría. Editorial Elsevier, España.

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