Bebés, niños y adultos transpiramos para regular la temperatura corporal. Un clima caluroso, la actividad física y una situación estresante son las causas normales, pero si la sudoración se vuelve excesiva y no es consecuencia directa de alguna de las razones anteriores se le denomina hiperhidrosis.
Dicho fenómeno se manifiesta principalmente en manos, pies y axilas, y aunque se presenta con más frecuencia en la pubertad, hay niños que desde edad temprana manifiestan una estimulación exagerada de las glándulas sudoríparas.
Si has notado que tu hijo lo experimenta de manera espontánea y recurrente, es importante que consultes al pediatra porque puede deberse a:
– Una condición idiopática, es decir de él como individuo; es la forma más común y su origen aún se desconocen
– Alguna enfermedad sistémica, endocrina o neurológica
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La hiperhidrosis palmar no debe considerarse un problema menor, ya que podría impactar de modo negativo su vida social y rendimiento escolar. El hecho de que sus manos estén mojadas le dificulta escribir y dibujar; también entorpece la manipulación de lápices, aparatos electónicos, juegos de destreza e instrumentos musicales, lo cual además de frustración y tristeza, genera gran ansiedad y por ende mayor humedad.
Es probable que sufra rechazo en la escuela o con sus compañeros de juego; te recomendamos reforzar sus habilidades, ser paciente, reconocer sus avances y alentarlo a seguir intentando el dominio de sus actividades.
No te sorprenda que evite dar la mano. Si eso ocurre no lo obligues y mejor enséñale que una sonrisa, un tono de voz entusiasta y una mirada amigable son un gran saludo en conjunto.
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Tips
– Guarda en su mochila una toalla con la que pueda secarse en el salón y una en su lonchera para el recreo
– Pídele que se lave con agua fría y que aplique un poco de talco después de secarse
– Nunca rechaces su mano y sobre todo no dejes de consultar al pediatra, quien podrá canalizarlos con un dermatólogo o un endocrinólogo para un diagnóstico y tratamiento adecuados
La Simpatectomía Torácica Endoscópica es la cirugía más efectiva para tratar esta condición desde la infancia. Consiste en dos o tres incisiones pequeñas debajo de las axilas para cortar los nervios que controlan la transpiración.
Es poco invasiva, dura alrededor de 15 minutos, se aplica anestesia general y por su efecto inmediato, los pacientes despiertan con las manos secas. Sólo un médico especializado podrá valorar si este procedimiento es idóneo para tu hijo. Asesórate.