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Aprender de ellos

Ahora es el momento de aprovecharnos, compartir con ellos y gozarlos al máximo.

Por Grace Navarro, Graceland

Los adultos pensamos que somos más inteligentes que los niños, que estamos listos y preparados para educar a los hijos. Por lo menos eso es lo que creemos cuando están en nuestra panza; claro, ahí están bien a gusto, calientitos, alimentados y bien portados. Nada de problemas, nada de educar, nada de preocupaciones ni correr detrás de ellos.

Cuando nacen es fácil: duermen, comen, duermen, comen. Luego empiezan a gatear, agarrar cosas, las chupan, las avientan, las levantas, las avientan, las levantas. Pan comido.

Empiezan a balbucear y son lo más adorable que existe, “aguuguu, aguuguuu, ga ga, papapa, mamamama, auuuuaaaa”; muy tierno todo, los sonidos más hermosos que hemos escuchado jamás. De pronto ¡zas! Empiezan a hablar y todo lo que querían decir durante esos dos años que no hablaron, sale como una lluvia imparable. ¡Cuál lluvia! Una tormenta de preguntas y sus respectivas respuestas.

Es difícil contestar a la perfección, pero para mí es la etapa más linda que hay. Las preguntas son lo de menos; las ocurrencias son lo que me vuele loca, loca de amor.

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Es en esta etapa cuando nos damos cuenta que nuestros hijos son los más astutos, listos, inteligentes y divertidos que existen, ¿a poco no? Imposible subestimarlos, nos maravillan con sus astucia y simpatía.

Les presumo que en esta casa vive un niño que es astrónomo, médico, filosofo, activista y hasta científico. Les aseguro que en la suya tienen también las mil profesiones personificadas en su pequeño hijo. Comparto algunas frases que me han tomado por sorpresa: deducciones maravillosas y análisis profundos que se avienta el pequeño Bruno así de la nada. Luego, ustedes me cuentan las suyas.

«Bruno ¿te traigo papel para sonarte?»
«Sí, por favor y también limonada»
– Bruno el patrón

Amanece con tos, le digo que no va a ir a la escuela y contesta:
«No podré terminar mis pendientes, una torre de pendientes que tengo»
– Bruno el responsable

Va al baño, termina de hacer popó, ve el escusado y grita: «Papaaaaaaaá, mira Saturno y sus aros»
– Bruno el astrónomo

«Bruno, mañana disfrutas mucho el Día del Niño en la escuela»
«¿Y cuándo va ser el día de la niña?»
– Bruno el activista

«¡Bruno, dame el iPad inmediatamente!»
«¡Tranquilaaaaaa!»
– Bruno el pacifista

«Mamá cuando México perdió el mundial, ¿sabes qué le dije a Mat?»
¿Qué?
«Ay, ay, ay, canta y no llores»
– Bruno el patriota

“Yo, cuando sea adulto, voy a roncar»
– Bruno el visionario

“Cada día estoy aprendiendo algo nuevo”
“¿Qué aprendiste hoy?”
”Que cuando te echas un pun ¡significa que quieres hacer popó!”
– Bruno el aprendiz

«Mamá, ¿me prestas tu iPad?»
“No, papá dice que es muy temprano»
“Ándale, tú haces las reglas de tu iPad»
– Bruno el legislador

Vamos caminando, pasa un niño y dice: «Ese niño no tiene triciclo»
Le pregunto a Bruno: “¿qué dijo el niño?”
Contesta: «Que qué padre mi avión»
– Bruno el optimista

«Mamá, ¿podemos ir a casa del amigo de papá?»
«No, ¿por qué?»
«Porque hay una chica más bonita que tú»
– Bruno el galán

«Papá, me eché un pun»
«¿Qué onda, Bruno? Si te echas uno en la escuela, no le vayas a decir a la maestra»
«No importa, de todas maneras los huele»
– Bruno el realista

Estoy regañando a Bruno y me contesta: «Pero si tú eres muy adorable, no me regañes»
– Bruno el escapista

La taza del baño recién lavada deja el agua azul. Bruno va al baño, hace pipí y dice:
«Si mezclas el azul y el amarillo, tienes verde»
– Bruno el químico

Mamá, ¿quién va a ser la mamá de mis hijos?
– No sé, una chica divertida que juegue mucho contigo.
– ¡No quiero una niña, quiero una mamá!
– Bruno el marido

«Mamá ¿me prestas el iPad?»
“¡No!»
«Estoy cansado de que no me presten el iPad!»
– Bruno el contestatario

Y de la nada Bruno dice: «Se nos fue el día»

Y así se nos van los días y el tiempo como dice el buen Bruno; yo mejor disfruto cada gracia y ocurrencia que tiene porque el tiempo vuela, de pronto ya crecieron y no necesitan como antes nuestras respuestas ni nuestro asombro. Ahora es el momento de aprovecharnos, compartir con ellos y gozarlos al máximo.

«Eres bien chida mamá»
– Bruno
(Me derrito)

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