Hijos (y no les hablo sólo a los míos):
He visto a su madre como una mujer llena de vida al saberse embarazada y también supe que estuvo aterrada ante el mínimo riesgo de no poder conocerlos.
Fui testigo de sus lágrimas al escuchar por primera vez su corazón a través de la bocina del ultrasonido y confirmé la fortaleza de su amor al aceptar que no nacerían del todo sanos.
La acompañé en sus antojos e intenté inútilmente aliviar sus incomodidades en los últimos meses antes de su llegada.
Presencié cómo al salir del vientre y colocarlos en su pecho dejaron de llorar como un milagro instantáneo y me tocó secar sus lágrimas al saber que ustedes sollozaban por estar enfermos.
Libro 90 respuestas claras para mamás novatas.
Sé que se muestra infatigable y que al cerrar la puerta se cae literalmente de cansancio; y que mientras ustedes han berreado de hambre, ella se angustia porque no quieren comer.
Revive con cada uno de sus triunfos: aprender a caminar, tomar la cuchara, dejar el pañal o decir “mamá” y también sé que al mismo tiempo desfallece con sus fracasos.
Celebra uno a uno sus primeros pasos aunque sepa que después de caminar ya no será tan fácil abrazarlos.
Empaca sueños en una mochila al llevarlos al kínder y sufre por la incertidumbre de pagar los estudios.
Valora el respaldo de su padre pero saber salir adelante sola.
Es estricta porque los límites son una prueba de amor y silenciosamente se arrepiente por tener que levantarles la voz.
Es coleccionista de imágenes y recuerdos, aunque también busque salir guapa en la foto para que piensen que tienen a la mami más bonita del mundo.
Siempre cuenta con una frase para motivar, mas se cuestiona si su labor es la correcta.
Su lugar debe ser el de reina de la casa pero su alma obrera sabe que nadie hará mejor las cosas que ella si no las hace personalmente.
Confidente y consejera; crítica y juez.
Lo entrega todo por amor pero le gusta y necesita que se lo reconozcan.
Nada sin ella.
P D Los hijos pueden fallar; también mamá.