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En 2018, sus hijas, Nerea y Martina, fueron asesinadas por su padre durante una visita autorizada por las autoridades. Ya que estaban divorciados y se acababa de dar custodia a la madre.
¿Qué salió mal?
Antes del crimen, Itziar había denunciado comportamientos violentos por parte de su exesposo. No una, sino varias veces, incluso amenazas de por medio. Pero las instituciones encargadas de protegerla decidieron que ‘no era para tanto’.
El problema no fue solo la falta de acción. También fue la forma en que se evaluó la situación. En ese momento, los protocolos no incluían preguntas específicas sobre si había hijos o hijas en riesgo. Una omisión que, como se vio después, fue grave.
Este no fue un caso aislado de negligencia. Fue una cadena de errores en varias instituciones: justicia, policía, servicios sociales. Todas fallaron en proteger a las niñas, a pesar de las señales claras de peligro.

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Sí se reconoció el riesgo, pero era muy tarde
Después de una larga batalla, Itziar logró algo inédito: que el Estado español reconociera oficialmente que hubo una falla grave. Aceptaron que en el caso de Itziar Prats no actuaron de forma adecuada y ofrecieron una compensación económica, tanto a ella como a los abuelos maternos de las niñas.
Pero como puedes imaginar, el dinero no borra nada. Lo importante fue el reconocimiento. Saber que no estaba equivocada. Que sus advertencias debieron ser tomadas en serio.
¿Qué cambió desde entonces?
Gracias a la presión de Itziar y de muchas otras personas, los protocolos se actualizaron. Ahora, los informes de riesgo sí incluyen preguntas sobre las hijas e hijos de mujeres que denuncian violencia. También se ajustaron a lo que marca el Convenio de Estambul, que exige una visión más amplia sobre la violencia de género, incluyendo el impacto en los menores.
Esto es un paso adelante. Pero tú sabes que no basta con actualizar papeles. Hace falta voluntad, capacitación y empatía real. Porque cada vez que una denuncia se subestima, se pone una vida en riesgo.
Lejos de quedarse en el dolor, Itziar ha seguido hablando del tema. Ha compartido su experiencia en medios, con instituciones y en espacios educativos. No lo hace por fama, sino para que ninguna otra madre tenga que pasar por lo que ella vivió.