En la maternidad y en la vida, muchas veces sentimos que vamos tarde, como si nos faltara cumplir con “algo”. Pero lo cierto es que cada quien camina a su propio ritmo.
En la maternidad, lo invisible pesa más de lo que parece. Son esos logros chiquitos, que nadie aplaude, los que realmente hacen la diferencia.
Entre el deseo de que crezcan y la nostalgia de que no lo hagan (al menos no tan rápido), la maternidad es un juego constante de “quiero que pase” y “ojalá no pase nunca”.
No se ve en fotos y pocas veces se habla de ella. Pero ahí está… esa carga mental, emocional y logística que llevamos todo el tiempo las mamás: la carga invisible que viene con la maternidad.
Las vacaciones escolares puede sentirse como un trabajo de tiempo completo… sin horario de salida. Ellos descansan, juegan, se pelean, se aburren, hacen desorden… y una, en modo animadora, chef, chofer y mediadora de conflictos. Esta nota es un desahogo y una dosis de empatía para las que están sobreviviendo el verano con (o sin)…
Si de verdad queremos ayudar, necesitamos hacerlo de forma más intencional.
Hablemos sobre la crisis de identidad que aparece más allá del rol de mamá.
Para los días que se sienten como navegar sin brújula o el cansancio junto con la culpa nos rebasan… estos mandamientos para mamá aligeran todo.
No eres sólo mamá, pero ser mamá te cambia para siempre. Este Día de la Madre, más allá de los regalos y las flores, celebremos no solo lo que das, sino también en quién te has convertido desde que iniciaste este viaje.
Hay un miedo silencioso que muchas mamás sentimos cuando estamos por recibir a un nuevo bebé: ¿cómo voy a poder amar a otro hijo con la misma intensidad? Esta es una carta a esa versión de mí que se hacía esa pregunta… y a todas las que hoy la llevan dentro.