El riesgo de caries es nulo sin la existencia de dientes, sin embargo, la falta de limpieza bucal facilita que las bacterias se acumulen y se adhieran al esmalte del primer diente que brote.
Además, la lengua de los bebés puede cubrirse por una capa blanca, causada por el cúmulo de bacterias (por restos de comida y leche) y, de la mano, surja el mal aliento o halitosis.
Cómo hacerlo…
El pediatra José Luis Martínez, del Instituto Nacional de Pediatría, recomienda usar una gasa limpia, humedecerla con agua tibia (previamente hervida), colocarla alrededor del dedo índice y pasarla por sus encías, paladar, lengua e interior de las mejillas; de manera suave (para no dañar sus mucosas) al menos 1 vez al día.
Es probable que al principio el bebé se incomode, e incluso llore, pero conforme pase el tiempo se acostumbrará y, llegado el momento, le sea más fácil adaptarse al uso de cepillo dental.
Sigue este ritual de higiene y recuerda que la visita al odontólogo es clave para mantener en buen estado la salud bucal de tu bebé.
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