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Pasos mágicos para terminar un berrinche según la UNICEF

Un temido berrinche es de las peores pesadillas cuando no sabemos controlarlos. La UNICEF nos da una «frase mágica» para terminar con una rabieta.

Acuérdate de la última vez que fuiste testigo de gestos, gritos, jaloneos, ansiedad, preocupación, llanto, vergüenza y claro, la más temida cereza del pastel: las críticas y miradas reprobatorias de los espectadores.

La verdad es que, cuando los niños comienzan a conocer sus emociones y no saben expresarse, los berrinches son una forma de liberar lo que sienten. Un berrinche, en palabras sencillas son la no tolerancia a la frustración; esto significa que son la respuesta dada a ciertas circunstancias que nos impiden hacer lo que queremos.

Al crecer encontramos maneras diferentes de expresar lo que no nos agrada, ya que la madurez y las experiencias que tengamos nos permiten asimilar los desacuerdos de una forma más apropiada y menos evidente.

Es por eso que existen muchas herramientas para controlar los berrinches. Para el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, UNICEF las rabietas o berrinches son un comportamiento normal en el desarrollo y lo mejor que podemos hacer es controlarlos para que nuestros hijos aprendan que pueden vivir sus emociones de manera sana.

Pasos mágicos para controlar un berrinche

Prevenir llegar a la rabieta

– Distraer y cambiar el foco de atención: Se les puede distraer con algún objeto y otra actividad, para cambiar el foco de atención de algo que «no se puede», por otra cosa que «sí se puede».

Por ejemplo: el niño está alrededor de una mesa y quiere agarrar el celular de un adulto para jugar, quitar el celular de la mesa y ofrecerle un juguete u otro objeto alternativo para que juegue.



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– Elegir algo: Si la situación lo amerita se les puede dar la posibilidad de elegir. Por ejemplo: ¿Quieres bañarte antes o después de comer?

– Evitar una situación: Si sabemos que una situación los frustra demasiado y los desborda, lo mejor será evitarla hasta que logren enfrentarla de otra manera.

Por ejemplo: no llevarlos a hacer las compras, que es un lugar donde no pueden tocar nada, comer, ni obtener todo lo que ven.

¿Cómo actuar cuando ocurre?

– Mantener la calma: No ayuda responder a la rabieta de un niño con una rabieta de adultos. Nuestra reacción es una lección de cómo poner fin a un conflicto.

– Ignorar la rabieta, siempre que sea posible: Si estamos seguros de que el niño o la niña no corre peligro, entonces tratemos de continuar con lo que estábamos haciendo, como si no pasara nada. Si estamos en un lugar público, intentaremos ser ciegos y sordos a la reacción de quienes miran desde afuera y no prestaremos atención al berrinche. Si no es posible sostener esa actitud porque puede lastimarse o está en un lugar o en una situación inadecuados, lo cargaremos de manera firme pero no violenta y lo llevaremos a un lugar más apropiado para dejar que el berrinche termine.

– Dar contención: Si le cuesta salir de su berrinche y no sabemos cómo ayudarlo, podemos hacerlo diciéndole: «Te voy a ayudar a que salgas de esto». También lo podemos hamacar, cantarle o abrazarlo para calmarlo.

– No ceder: Nunca vamos a acceder a darle o hacer lo que el niño quería, aunque sea posible o razonable. Tiene que aprender claramente que una rabieta no lo acerca a ninguna solución. Una vez que el berrinche pasó, podemos expresarle la alegría de que haya recuperado el control y enseñarle cuál habría sido la mejor manera de actuar o de expresar lo que sentía, estimulando el uso de palabras.

Frase mágica

Según la UNICEF existe una frase mágica que nos puede ayudar a controlar y contener los berrinches y es: «Yo también». Aunque esta frase sea muy simple, les demuestra a los niños que nosotros también sentimos empatía hacia sus emociones y deseos.

Por ejemplo: «Yo también quisiera jugar un rato más, pero si no nos vamos de la fiesta ahorita, no podremos llegar a tiempo para dormir temprano».

Aplicar un «yo también» y explicarle siempre el por qué de la negativa a sus peticiones, le dará a entender poco a poco que no siempre se pueden cumplir sus deseos y que puede manejar sus emociones ante eso.

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