Trillizas nacen en hospital subterráneo
Una mujer israelí tuvo a sus trillizas en un hospital subterráneo mientras sonaban las alarmas por bombardeos en Tel Aviv. El parto ocurrió en el Hospital Ichilov, que activó su protocolo de emergencia y trasladó a la paciente a su área subterránea habilitada para este tipo de situaciones.
De acuerdo con The Times of Israel, las tres bebés nacieron sin complicaciones graves y se encuentran estables. La atención médica no se detuvo a pesar del ataque aéreo.
El hospital bajo tierra
El Hospital Ichilov, uno de los más grandes de Israel, cuenta con una instalación subterránea totalmente equipada. Tiene quirófanos, equipo de terapia intensiva y personal capacitado para seguir funcionando durante ataques.
Estos hospitales fueron diseñados después de conflictos pasados y permiten continuar con procedimientos urgentes sin poner en riesgo a pacientes o doctores. En este caso, el área subterránea permitió que el parto se completara con normalidad a pesar de la situación externa.
Los bebés deciden cuándo nacer
El caso pone en evidencia la realidad de muchas mujeres embarazadas en zonas de conflicto. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha dicho que en contextos de guerra, el acceso a servicios básicos de salud se reduce drásticamente, lo que pone en riesgo a madres y recién nacidos.
En este caso, la infraestructura médica salvó vidas. Pero en otras regiones del mundo, parir en medio de ataques o desplazamientos es común, y muchas veces sin asistencia profesional.
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¿Qué implica este tipo de nacimientos?
Este no es un hecho aislado. En los últimos meses, con el aumento de las tensiones entre Irán e Israel, hospitales han tenido que adaptar su operación diaria. En lugar de salas tradicionales, muchas atenciones se realizan bajo tierra.
Además, este caso genera preguntas importantes: ¿qué pasa con embarazos de alto riesgo en estas condiciones? ¿Qué tipo de seguimiento reciben las mujeres antes y después del parto?
Según el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), los servicios de salud sexual y reproductiva deben garantizarse aún en crisis humanitarias, algo que no siempre ocurre.