Aunque no se hable tanto como la depresión, la ansiedad posparto es real. Y no, no tiene nada que ver con ser “buena” o “mala” madre. Le puede pasar a cualquiera. La buena noticia es que tiene tratamiento y no estás sola.
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¿Qué es la ansiedad posparto?
Es una condición de salud mental que puede aparecer después del nacimiento de tu bebé. Puede surgir en los primeros días, semanas o incluso meses después del parto.
A diferencia de la depresión posparto, aquí el síntoma más fuerte no es la tristeza, sino el miedo y la preocupación exagerada. Puedes tener pensamientos repetitivos sobre que algo malo pasará o sentir que no puedes desconectarte nunca.
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Señales de que podrías tener ansiedad posparto
- Dificultad para dormir, incluso cuando tu bebé sí duerme.
- Pensamientos repetitivos y catastróficos (como pensar que tu bebé puede morir en cualquier momento).
- Palpitaciones, sudoración o sensación de que no puedes respirar bien.
- Necesidad constante de estar vigilando a tu hijo o comprobar que está bien.
- Dificultad para concentrarte o disfrutar momentos tranquilos.
¿Por qué pasa?
- Cambios hormonales después del parto.
- Falta de sueño prolongada.
- Presión social para “hacerlo todo bien”.
- Historial previo de ansiedad o trastornos de salud mental.
- Poca red de apoyo o vivir una experiencia difícil durante el parto.
Según la organización Postpartum Support International, entre el 10% y el 20% de las mujeres pueden desarrollar ansiedad posparto, y muchas no lo saben.
¿Qué puedes hacer?
Lo primero es reconocer que algo no se siente bien. No tienes que esperar a “tocar fondo” para buscar ayuda.
Habla con un profesional.
Un psicólogo, psiquiatra o incluso tu ginecólogo pueden ayudarte a dar el primer paso. Hay terapias específicas como la terapia cognitivo-conductual que funcionan muy bien para la ansiedad.
Apóyate en tu red.
A veces basta con que alguien te escuche sin juzgar. Habla con tu pareja, tus amigas o tu mamá. Decir en voz alta “no me siento bien” puede ser un alivio enorme.
Cuida tu cuerpo.
Dormir (aunque sea poco), comer bien y moverte un poco puede ayudarte a reducir síntomas físicos de ansiedad. No es magia, pero sí suma.
Evita autoexigencias irreales.
No necesitas ser una mamá perfecta. Necesitas estar bien para ti y para tu bebé. Está bien si un día solo alcanzas a bañarte y dar de comer.
No estás sola
La ansiedad posparto es más común de lo que crees. No es una señal de debilidad ni algo que debas esconder. Hablarlo, entenderlo y tratarlo es una forma de cuidarte a ti… y también a tu bebé.
Fuentes: