Uno de estos peligrosos riesgos –más común de lo que podríamos pensar y hasta mortal– es una complicación llamada la sepsis puerperal. En la “Guía de práctica clínica de diagnóstico y tratamiento de las sepsis puerperal”, del Centro Nacional de Excelencia Tecnológica en Salud, se define como “una infección del tracto genital que ocurre entre el período transcurrido entre la rotura de membranas o el nacimiento y los 42 días postparto con la presencia de uno o más de los siguientes datos: dolor pélvico, flujo vaginal anormal, flujo fétido transvaginal y retardo en la involución uterina y fiebre”.
La Dra. Dannixene Martínez Aguilar, especialista en medicina interna y medicina crítica, adscrita al Hospital Ángeles Lindavista, nos detalla que entre los factores de riesgo se encuentran una técnica quirúrgica inadecuada en la cesárea, tener relaciones sexuales en las últimas cuatro semanas del embarazo, que el trabajo de parto tenga una duración excesiva, que la mujer sea sometida a múltiples exploraciones vaginales, que haya una rotura prematura de membranas, que el tejido de la placenta sea retenido y se requiera una extracción manual, cursar con vaginosis bacteriana durante el embarazo, que haya grandes pérdidas de sangre durante el parto, un parto con fórceps, un control prenatal deficiente (cuando sí hay un seguimiento, se pueden detectar situaciones como anemia, infecciones de vías urinarias y vaginales y controlar enfermedades crónicas como la diabetes en la cual, por cierto, si la glucosa está mal controlada, hay una mayor incidencia de procesos infecciosos), empleo de anestesia general, así como obesidad, nivel socioeconómico bajo, entre otras. “Al ser una urgencia obstétrica, puede poner en riesgo la vida de la mamá. En algunos casos, incluso, hay que hacer un manejo especializado en una Unidad de Terapia Intensiva; por eso es fundamental su detección y atención oportuna”, enfatiza la especialista.
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Mucho ojo con los signos y síntomas de la sepsis puerperal
Como mencionamos anteriormente, la sepsis puerperal puede generarse cuando se rompen las membranas (situación que ocurre antes del nacimiento, sobre todo si es de forma espontánea) o después del nacimiento. Para hacer el diagnóstico, además de la presencia de los síntomas (dolor pélvico, flujo vaginal anormal, flujo fétido transvaginal, retardo en la involución uterina y fiebre), el gineco-obstetra deberá hacer a la paciente una valoración, la cual incluye ciertas pruebas diagnósticas que ayudará a establecer cuál es el sitio que está siendo afectado y cuáles son los microorganismos causantes de la infección. El tratamiento inicial es con antibióticos y, dependiendo de la evolución del cuadro, se valorará si se modifica, si se tienen que agregar otras medidas, si se tiene que interconsultar a otros especialistas (como al médico internista o al infectólogo) o requerir de la unidad de terapia intensiva si se complica el caso, nos explica la médico intensivista Martínez Aguilar.
Hay que decir que una sepsis puerperal se puede complicar y derivar en choque séptico (la forma más severa y grave de un proceso infeccioso) y que se caracteriza por fiebre y dolor persistentes, nula respuesta al medicamento, deterioro general del estado de la paciente, una grave disminución de la presión arterial, plaquetas bajas, entre otros datos clínicos.
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Un estudio citado por el Instituto Nacional de Perinatología señala que la Organización Mundial de la Salud estima una incidencia de sepsis en embarazadas de 0.96 a 7.1 por cada mil mujeres gestantes entre los15 a 49 años, con una mortalidad de 0.01 al 28.5 por cada 100 mil embarazadas de 15 a 49 años, en todo el mundo.
Para finalizar, hay que saber que la sepsis es la segunda causa directa de muerte materna, de acuerdo con la OMS. En el siglo XIX, ésta tuvo proporciones epidémicas, pero con la implementación de técnicas asépticas, es decir, con mayor higiene cotidiana y durante el parto, se redujo su frecuencia en los países desarrollados. No obstante, este organismo internacional considera que sigue siendo una amenaza en muchos países en desarrollo, particularmente.
En nuestras manos está controlar, en gran parte, nuestra salud y el desarrollo de nuestros embarazos. Hay que tener una comunicación efectiva con nuestro médico e informarnos de los riesgos que implica tomar decisiones como tener un parto en agua, por ejemplo, pues, tristemente, cada año, la sepsis puerperal también provoca oclusión de las trompas de Falopio e infertilidad a 450 mil mujeres, según datos de la Escuela de Salud Pública de Harvard.