¿De dónde viene?
El constructivismo pedagógico tiene su origen en Alemania, con Immanuel Kant en el siglo XVIII. Posteriormente se le atribuyó precursor a Jean Piaget, psicólogo y pedagogo suizo conocido por sus estudios sobre la evolución del conocimiento infantil durante la primera década del siglo XX.
Concibe el aprendizaje como resultado de un proceso de construcción personal-colectiva de nuevos conocimientos a partir de los ya existentes y en cooperación con los compañeros y el facilitador en el aula.

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¿En qué consiste el método constructivista?
La enseñanza constructivista considera que el aprendizaje humano es una construcción interior. Las características esenciales de la acción constructivista son básicamente cuatro:
- Se apoya en la estructura conceptual de cada estudiante, parte de las ideas y preconceptos que el estudiante trata sobre el tema de la clase.
- Anticipa el cambio conceptual que se espera de la construcción activa del nuevo concepto y su repercusión en la estructura mental.
- Confronta las ideas y preconceptos afines del tema de la enseñanza, con el nuevo concepto científico que enseña.
- Aplica el nuevo concepto a situaciones concretas y lo relaciona con otros conceptos de la estructura cognitiva con el fin de ampliar su transferencia.
La función central del docente es orientar y guiar la actividad mental constructiva de los alumnos, proporcionando ayuda pedagógica de acuerdo a su competencia.
Algunas ventajas de este modelo es que los pequeños desarrollan habilidades cognitivas; se fomenta el desarrollo humano y aprendizajes significativos y perdurables; se toman en cuenta conocimiento previos; se adapta a las necesidades de cada alumno; potencia la autonomía y la resolución de problemas de forma creativa; considera los intereses, actitudes, y creencias de cada alumno, y busca mejorar la experiencia del aprendizaje.