Sin embargo, hay momentos del año que requieren más de la unión familiar: regalos, abrazos, buenos deseos, adiós al rencor y los malos entendidos. ¡Hay que disfrutar el aquí y el ahora! ¿Pero todo ello es posible?
Para pasarla bien con la familia de tu pareja
A fin de disfrutar las reuniones, desayunos, cenas o cualquier otra velada es importante que tu mente esté en paz, para que ello suceda sigue estos consejos:
Analiza a fondo.
¿Qué es lo que te molesta o incomoda de la familia de tu pareja o de alguien en específico? ¿Qué tan grave fue lo que sucedió? ¿Hay solución? ¿Buscas un arreglo?
Resuelve estas y otras dudas de forma escrita en un papel y dales lectura una y otra vez.
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Pon en balance.
¿Vale la pena realmente que veas a la familia de tu pareja si con más de uno has tenido un conflicto? ¿Es posible que las ignores en el evento? ¿Se calmarán los ánimos o se exacerbarán? ¿Qué pasa si no vas?
Ten aliados.
¿Es posible que una persona pueda ser el mediador en caso de que algo pase? Podrían llegar alguien más a intervenir ¿será para bien o para mal?
Déjalo pasar.
¿Qué sucedería si dejas pasar aquella situación incómoda con la familia de tu pareja? ¿Puedes resolverlo tú mismo o necesitas terapia profesional? ¿Cómo te percibes en el futuro con esta situación?
Controla tus emociones.
Maneja, como el adulto que eres, tus emociones eso incluye miedos, enojos e incluso desaprobaciones. No te dejes llevar por la rabia, el enojo o la apatía. Tampoco minimices lo que el otro siente ni te burles del sentir de los demás.
No metas a otros.
Los problemas de la familia se resuelven en la familia, así que no metas a otras personas, salvo en casos muy necesarios como si requieres un abogado o un médico.
Adiós a la familia tóxica y disfuncional
Si bien todos nacemos dentro de una familia, también es posible que la nuestra sea completamente tóxica y disfuncional, por tanto, es mejor pasar de largo y olvidarse de ella durante las celebraciones y otros momentos transcendente para ti.
Lo mejor es poner límites firmes y claros para que no seas dañado, especialmente si no sientes amor, apoyo y respaldo por parte de tu familia; o bien, si en tu núcleo familiar ha habido violencia física, emocional, económica o incluso sexual.
Recuerda que todas las familias tienen sus roces, ninguna de ellas se lleva perfectamente bien todo el tiempo. Es decir, los desacuerdos, las rivalidades entre hermanos, primos o esposas son comunes, tanto que llegan a generar relaciones tensas y con mala comunicación especialmente cuando hay momentos de estrés o de cambio.
En caso de que necesites ayuda, acércate a una terapia profesional donde puedas tú salir adelante, no se trata de cambiar a tu familia sino de no quedarte enganchada o enganchado al pasado. ¡Recuerda que hay amigos que se vuelven familia y que el árbol genealógico también se poda!