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¿Por qué te da mastitis?
1. Acumulación de leche en el pecho
Esto pasa cuando tu bebé no vacía bien el pecho o si te saltas tomas. La leche acumulada puede provocar un bloqueo en los conductos y, si no se resuelve, puede derivar en una inflamación.
2. Técnica de agarre incorrecta
Si tu bebé no se prende bien al pecho, es más probable que no succione de manera efectiva. Eso también impide que el pecho se vacíe como debería. A la larga, esto genera acumulación y puede llevar a una infección.
Señales de que algo no está bien:
- Dolor al momento de lactar
- Grietas en el pezón
- Sonido como de “chupeteo” mientras toma
3. Presión o golpes en el pecho
Aunque suena raro, la presión constante en ciertas zonas del pecho también puede bloquear conductos. Esto pasa con algunos brasieres muy ajustados, cargadores mal colocados o incluso si duermes mucho tiempo sobre un mismo lado.

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4. Estrés y falta de descanso
Tu cuerpo está haciendo muchísimo: alimenta, cuida, se recupera… y todo con poco sueño. El estrés puede afectar tu sistema inmune y tu producción de leche. Y si a eso le sumas cansancio extremo, el cuerpo se vuelve más propenso a infecciones como la mastitis.
5. Grietas en los pezones
Las heridas pequeñas en el pezón son una puerta de entrada para bacterias. Cuando estas bacterias llegan a los conductos mamarios, pueden causar una mastitis infecciosa.
¿Qué hacer?
- Revisa el agarre de tu bebé
- Usa tu propia leche para sanar las grietas
- Evita jabones que resequen la piel
6. Uso del sacaleches de forma incorrecta
Si la succión es muy fuerte o mal colocada, puede irritar el tejido mamario y no vaciar el pecho por completo.
¿Qué hacer si crees que tienes mastitis?
Si tienes fiebre, dolor intenso, enrojecimiento o un bulto en el pecho, consulta con tu asesora de lactancia. En algunos casos se requiere antibiótico. Pero no dejes de lactar, a menos que tu especialista lo indique. De hecho, seguir dando pecho ayuda a desinflamar y a mejorar más rápido.