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Ser mamá en pandemia

¡Qué momento histórico para ser mamá! La pandemia nos ha cambiado la vida y también la forma en la que criamos y esta es la historia de 7 mamás.

¡Qué momento histórico para ser mamá! No importa si eres primeriza o si ya tienes más hijos, el 2020 nos ha traído muchísimos retos; nos ha puesto en situaciones que desconocíamos, nos enfrentó a problemas que nunca antes tuvimos, nos hizo detenernos y volver nuestra casa nuestro mundo entero. Este año nos hizo sentir la amenaza de un enemigo invisible del cual teníamos que protegernos y proteger a nuestros hijos o hijas además de seguir con su educación, sus terapias, sus actividades vespertinas o rutinas.

Uno de los desafíos más importantes ha sido ayudarles a no sentir desolación y mantener la esperanza. Justo como aquella imagen que se publicó hace unos meses en bbmundo: una mamá que se mantiene de pie y aunque está casi anegada por «aguas verdes» con palabras como: crisis, pandemia, Covid-19, ella sonríe y sostiene con una mano en alto a su bebé y con la otra levanta un arcoíris frente a él.

El desafío que implica ser responsable de la vida y crianza de un ser humano es enorme y satisfactorio a la vez. La pandemia por la Covid-19 que enfrentamos actualmente, le agrega un gran reto a ser mamá en estos tiempos y pone a prueba nuestras capacidades de organización, decisión, disciplina y sobre todo de resiliencia. La pandemia ha cambiado muchas cosas cotidianas; la forma en que convivimos en familia, la forma en que trabajamos, la forma en que nuestros hijos aprenden o incluso, la forma en la que llegan al mundo en medio de esta crisis sanitaria global.   

En estos momentos «Mamá en pandemia», es esa primera persona que nos reúne a todas  quienes tenemos hijos e hijas, somos quienes nos identificamos por ser esa mamá que a pesar de lo difícil que se vea el panorama por la ventana seguimos “levantando un arcoíris” frente a ellos y ellas. Nuestra situación actual es compleja sí, pero el amor incondicional y el cuidado responsable de nuestros hijos e hijas nos impulsan y son una identidad.

Lo que vivimos hoy no tiene precedentes. Todos los cambios y la nueva normalidad  que trae consigo la pandemia nos reta continuamente y en muchos sentidos. Por ello, hablamos con mamás que tienen hijos con diferentes características, edades y circunstancias para que nos compartieran cómo se han sentido, qué les ha funcionado con su familia, qué cosas han sido un gran problema, los descubrimientos y aprendizajes que han tenido, los hábitos o rutinas que les han ayudado a transitar mejor este momento, lo que las ha inspirado para salir adelante y sus tips infalibles para que, a pesar de lo que suceda en el mundo, la casa y la familia sean un lugar seguro.

Ser mamá en pandemia: testimonios

AKEMI TSURU

Mexicana, vive en Estados Unidos. Tiene dos hijos de 12 y 10 años. Es doula, diseñadora gráfica y se dice que hornea los mejores panes de todo Baltimore.



Libro 90 respuestas claras para mamás novatas.

Para Akemi, que es una viajera incansable, que ha vivido en varios países, que los amigos y disfrutar del mundo es su mood perfecto, la pandemia ha sido un suceso que, como a todas, la ha descolocado pero también la ha inspirado a ser creativa y darle la vuelta a las cosas. Ella está convencida de que las rutinas, el descanso y tener un espacio personal de «oasis mental» a solas es importante. A partir de que no pudo salir de casa inició un huerto con sus hijos, estableció la hora de la comida como un espacio para estar juntos y para que su familia tenga estructura en el día. Propone a las mamás normalizar el trabajo interno, el personal, el que te lleva a descubrir más de ti misma y crear redes de apoyo de papás y mamás en el que puedan juntarse y «despepitar» todo lo que viven y sienten con esta pandemia.

ALIN GONZÁLEZ MEDINA

Emprendedora, especialista en marketing digital y apasionada del ejercicio. Es mamá de Santiago y Maximiliano de 16 y 11 años respectivamente. Dice que su gran súper poder es rehacerse después de romperse en mil pedazos.

Para Alin, el contacto con la naturaleza, el deporte, la familia, la buena alimentación son muy importantes. La pandemia, como a muchas, al principio la apanicó y con el tiempo ha aprendido a convivir con ella, a domar sus miedos. Aprendió cosas nuevas y descubrió en sus hijos cosas que quizá no hubiera podido hacer sin esta crisis sanitaria. Para ella la salud mental propia y la de ellos así como la disciplina fue de las cosas más importantes que atendió durante este confinamiento. Cree en que «el ejemplo arrastra» por eso no dejó sus terapias, no dejó de hacer ejercicio y religiosamente hizo su cama, lavó sus trastes, se durmió temprano. Sus hijos hicieron lo mismo.

Durante este tiempo de pandemia les permitió a sus adolescentes llorar, frustrarse, extrañar y valorar lo que tenían antes del encierro.  Ideó ‘juntas familiares’ con sus hijos para hablar de sus sentimientos y desahogarse. Estableció rutinas y las cambió las veces que fue necesario. Dice que se percató de que era una mamá controller y aprendió a soltar y confiar en las capacidades de sus hijos. Formó su clan con su familia más cercana en el que se cuidan mutuamente para poder verse de vez en cuando. Renunció a ser súperwoman para  convencerse de que si ella está bien, sus hijos y todo lo demás estará bien.

ALIN PONCE DE LEÓN ZERÓN

Es profesora universitaria, diseñadora editorial, maestra de yoga, emprendedora y mamá de Santiago de seis años y Carolina de nueve. Es optimista por naturaleza. La amistad y preparar comida deliciosa son sus lugares preferidos. Se separó de su pareja y entre sus actividades de trabajo, crianza, llevar la casa y la escuela de sus hijos siente que malabarea en varias pistas. Pero asegura que aunque se sienta agotada al llegar la noche y compartir una lectura en su cama con sus hijos la pone feliz. Uno de sus mantras durante esta pandemia es confiar en que el siguiente será un gran día.

Alin ideó un cineclub, le puso casa de campaña a sus hijos en la sala, les preparó cosas ricas y les ayudó a cocinar varios platillos. También les enseñó que todos deben cooperar en las labores de la casa por eso sus hijos trapean, lavan trastes, ropa y baños sin ningún problema. Su reto más importante es tener una innovación frecuentemente con ellos ya sea con un juego, un postre, un curso, una actividad, etcétera para hacer que sus días sean diferentes. Y otro reto más difícil aún ha sido sensibilizar a sus hijos de que algo le puede pasar y que ellos deben saber cómo actuar incluso, en el caso de que ella muera.

Durante este tiempo le ha ayudado decirle a sus hijos frases reconfortantes por las noches y hablar de lo que les gustó y lo que no durante el día. Su «bandera» esta pandemia es lograr que sus hijos recuerden este tiempo acompañados de una mamá paciente y amorosa. La crisis por Covid-19  hizo que sus hijos adoptaran la modalidad de escuela online, pero se dio cuenta de que no les estaba funcionando a ellos y los sacó de ese modelo. Contrató a una tutora que los ayuda algunas veces por semana y ella les da clases de caligrafía, se sienta con ellos a repasar las múltiples lecciones que sus profesores dejaron pendientes el ciclo escolar pasado y junto con sus amigas busca nuevas formas de aprendizaje para ellos. En esta pandemia confiesa que se ha sentido «amorosamente invadida» por todo lo que pasa en casa.

KATERINA ALATZIA

Es alemana de nacimiento pero su corazón y sus hijos son mexicanos. Es arquitecta, escultora, empresaria y mamá de Leonidas de 3 años y de Adrián, un bebé de meses que nació en plena pandemia.

Katerina, como muchas mamás, se ha enfrentado a tomar decisiones que la preocuparon mucho y aprendió a elegir sus riesgos para obtener ventajas. Es decir, su hijo más grande tiene Síndrome de Down y pertenece al grupo de riesgo por contagio de coronavirus. Sin embargo, continuó con todas sus terapias (lenguaje, ocupacional y equinoterapia) siguiendo estrictos protocolos de seguridad. Junto con sus vecinas organizó un kínder en su edificio para poder conservar la convivencia de su hijo mayor con otros niños. Entre todas se cuidan y protegen del contagio.

Dar a luz en pandemia fue un gran desafío para ella pues no pudo ser parto natural sino que le indujeron cesárea para programar la visita al hospital y evitar el contagio. Lo hizo sin la compañía de su esposo. Para poder entrar al hospital entregó una prueba de SARS-COV2 negativa. Pasó sus últimos meses de embarazo encerrada en su casa. Sus padres aún no conocen a su hijo y no sabe cuando pueda verlos.

Katerina ha logrado crear un excelente equipo con su pareja, él también extranjero. Ambos se encargan de la casa, los niños, las compras, las visitas al doctor y la empresa. Saben que e este país solo se tienen a sí mismos y eso hace que juntos funcionen con la precisión de un reloj para llevar a cabo sus rutinas y salir adelante. El amor por sus hijos es su motivación y su pared contra el miedo.

VIRGINIA FLORES

Tiene una agencia de producción. Su trabajo le apasiona y pasó de trabajar 14 horas a detenerse por completo. Su bebé nació poco antes de que se decretara el confinamiento en México por la pandemia. Ella y su esposo han hecho un gran equipo.

Hay varias claves que le han hecho pasar este tiempo sin morir en el intento: pedir ayuda a tiempo, darse cuenta que las pequeñas cosas importan, jugar y disfrutar como niña con su bebé, organizarse mucho y muy bien. Como toda mamá primeriza tenía muchos planes; quería ir al parque,  a la playa y presentarle su bebé a sus amigas. Planes que nunca se concretaron. Frustración y depresión post-parto en pandemia. Pero supo darse cuenta de lo que le pasaba, necesitaba apapacho y contención, pidió ayuda a sus papás, estuvo en terapia y organizó sus actividades, hizo rutinas y dividió entre ella y su esposo los quehaceres y el cuidado de su bebé. Lo logró. Descubrió su fortaleza y el amor inquebrantable de su esposo. Como otras mamás pasó por el miedo de estar contagiada pero de eso también ha sabido recuperarse. Resiliencia, ha sido su gran lección.

MARÍA LUISA SABAU

Es relacionista pública y mamá primeriza. Entusiasta de la vida, metódica y siempre tiene una sonrisa puesta. A María Luisa le gusta planear y decidió que tendría a su primer hijo cuando le estuviera yendo muy bien con su empresa, destinó un ahorro para contratar a una enfermera que cuidara de su bebé por las noches para que ella pudiera dormir y seguir trabajando. También tendría ayuda en el día y todo eso parecía un plan perfecto… hasta que llegó la pandemia y todo lo que ya estaba listo no se concretó.

La persona que le ayudaría se contagió de Covid-19 por ello, su esposo y ella se hicieron cargo de todo al nacer su bebé. Pero previo al nacimiento, ambos (cautelosos  por el virus) se encerraron en casa cuatro meses. Ya en casa con su bebé, no tuvieron visitas, las actividades se multiplicaron y el cansancio también.

Pero nada de eso la quebró. Tomó cursos: primeros auxilios, masaje para bebés y estimulación temprana. Junto con su esposo organizó rutinas con todo lo que aprendió. Tuvo disciplina con los horarios para alimentar, bañar y dormir a su bebé. Se mantuvo constante en su terapia para reacomodar todo lo que había imaginado y no pasó y ahora está segura de que quizá se hubiera perdido de muchas cosas con su bebé si hubiera estado en el “acelere” que le implica su trabajo. Le ha podido cambiar la cara a la pandemia: de planes que nunca se concretaron a agradecimiento por el tiempo y la quietud al lado de su bebé. María Luisa ha logrado un equilibrio para poder seguir trabajando parcial y estar presente en la crianza de su hijo. Su esposo, una persona que consiguió para que le ayude y una buena organización son claves para lograrlo.

ANDREA TORRE

Es actriz, emprendedora, blogger y mamá de tres hijos de tres, cinco y siete años.  Tiene un canal de youtube llamado Mamá en la Torre donde comparte sus experiencias, hace recomendaciones y sobre todo disfruta de ser mamá algo que la nutre, satisface y agradece.

La pandemia por Covid-19 la ha cimbrado pero ha sabido reacomodarse cada vez mejor. Uno de sus grandes desafíos ha sido lidiar con la escuela en línea, su hijo menor no alcanzó entrar al kínder de forma presencial y su primera experiencia escolar será en línea, el próximo año. Su hijo de preescolar ha tenido problemas para adaptarse de lo presencial a lo virtual y su hija mayor después de un proceso logró aceptar esta nueva modalidad de aprendizaje. Para ella ha sido clave tomar decisiones, una de ellas fue cancelar la escuela en línea para uno de sus hijos y buscar otros métodos. Atiende el consejo de su mamá de tener siempre un costal lleno de paciencia, escoge sus batallas, observa a profundidad a sus hijos para decidir qué es lo mejor para cada uno de ellos. Junto con ellos planea rutinas y actividades entre ellas; levantarse temprano, tener horario para las comidas, la escuela, el deporte, manualidades, actividades en la cocina y para jugar.

Los fines de semana también hay una jornada planeada: viernes de preparar pizza, sábados de ver una película juntos, etcétera. Cuando la rutina no les está funcionando se reúnen de nuevo, sus hijos participan y le proponen cómo hacer una nueva. Está convencida de que en este tiempo de pandemia redescubrirte como mamá, redescubrir a tus hijos, estar a prueba y error en tu organización cotidiana y convivencia familiar ayuda mucho. Andrea ha sido implacable en los protocolos de seguridad; ella, su esposo y las personas que trabajan en su casa se realizan pruebas diagnósticas constantemente, usan cubrebocas, se mantienen en casa, no se reúnen con su familia y evitan las fiestas. Ha sido duro pero la satisfacción de mantenerse a salvo y con el menor riesgo lo compensa. Además, cree con firmeza que si como mamá estás bien del corazón y la cabeza podrás hacer que tus hijos pasen este momento lo más felices que sea posible.

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