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Tu día de descanso

Con estos tips podrás aprender a disfrutar hasta cinco minutos para ti.

Nada más adorable que un bebé, pero tampoco más consumidor de energía en este mundo que esos pequeños dueños de nuestro corazón… ¡Y de nuestra red nerviosa!

Ciertamente, nada hay más aterrador que ese momento de llegar a casa con bebé nuevo. Aunque ya tengas uno e incluso dos pequeños mayores que él, cada bebé es un mundo y su personalidad y metabolismo son distintos, así es que puedes ver con pánico desaparecer la famosa experiencia con la que creías contar, y volver a empezar a dudar con cada movimiento o gesto. Para atenuar tus miedos –naturalísimos, por lo demás– la reacción inmediata –reforzada por la moda actual como verás más adelante– es no quererte despegar de tu bebé ni un segundo. ¿Salir? ¡Ni a la puerta!

Tu día de salida

El primer pleito que vas a tener que enfrentar es contigo misma. Darte el permiso de tomar siquiera medio día para ti sola puede significar una cantidad de culpa tal que no va a pasar de ser un pensamiento pasajero que pronto será descartado. Sin embargo, la pregunta está en el aire y se ve que muchas mamás se la están haciendo. Lo mismo no pocos bebés, quienes seguramente consideran que la mamá de tiempo completo puede ser muy agobiante. Si te parece demasiado egoísta siquiera pensar en otorgarte un día de salida, piensa en el beneficio para tu bebé y tal vez eso te quite un poco de la culpa que sientes.

Maneja una ideología distinta

El bebé ya no tiene el cordón umbilical pegado a ti. Algo debe querer decirte la naturaleza cuando dispuso que ese cordón que lo mantuvo pegadito a ti los nueve meses de tu embarazo, se corte cuando nace.



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Tienes que distinguir entre el amor y el “qué dirán”

Puedes amar como loca a tu bebé, pero mezclado con todo el amor, puede haber también un cierto contenido de miedo al temible “qué dirán”: No sólo la suegra, tus cuñadas y tu marido juzgan tu desempeño como mamá, también tu propia familia. Y en tu decisión de tomar un día de descanso, esto puede desempeñar un papel importante. De verdad sé que resulta difícil hacer como que no te importa, pero se puede aprender a irse desconectando poco a poco.

No todos los días “de salida” tienen que ser de verdad en la calle

Puedes quedarte en la casa, pero en otra habitación tú sola y a condición de que otra persona atienda a tu bebé y entienda que estás, pero no estás. Que si tu bebé llora o se porta raro no debe llamarte. Esa persona puede ser de la familia, una trabajadora por horas o una amiga (a la que luego le correspondes yéndote a su casa otro día). Así, tú puedes dedicarte a un hobby, si lo tienes, o a leer un libro, a coser, a pintar, a escribir, a escuchar música, a disfrutar una película o lo que se te de la gana. Tú también tienes que tener la disciplina de no ir corriendo a verlo si lo escuchas llorar ni contestar el teléfono cada vez que suena. Hazte a la idea de que no estás ahí. Ése es el primer paso del relax.

No todos tienen que ser un día completo

Se vale que sea sólo una tarde o una mañana. Si al principio todavía no te haces a la idea de desconectarte un día completo, empieza poquito a poco. Si te gusta nadar, andar en bici o practicar algún otro deporte, podrías tener una persona que venga por la mañana para que puedas salir. Y estar de regreso a la hora de la comida para aliviar las “mordidas” de la culpa en tu estómago.

No se ganó Zamora en una hora

Eso dice un viejo refrán y viene mucho al caso porque no va a ser fácil cambiar tu propia psicología, menos la de los demás, de un día para otro. Por lo pronto, no te eches sobre los hombros toda la responsabilidad de la decisión sobre el famoso día de salida.

Se vale echarse para atrás

Puede ser que todavía sea pronto y aún te sientas tan en idilio con tu bebé que el placer de estar con él no haga necesario ni ver la calle desde la ventana. Va en gustos y en temperamentos. Los derechos tienen la ventaja de que son renunciables, cancelables y que se puede posponer su ejercicio indefinidamente.

¿Triple jornada?

¿Qué pasa con la mamá que trabaja fuera de casa? ¿También necesita un día de salida?

Si tu eres madre trabajadora, por supuesto que tienes derecho a él. Estar fuera de casa todo el día NO es estar relajada ni tomando un respiro. Al contrario: cuando vuelves de trabajar después de estar fuera todo el día comienza para ti una segunda jornada que puede ser agotadora. Cuando encontrar el tiempo y la actividad para tu día de salida te complican más o si el cansancio de salir a alguna parte es mayor para ti que el de volver directamente a casa ¡olvídalo! Ubicar y echar a andar el famoso día de salida puede volverse una auténtica triple jornada que agota más de lo que relaja.

Por último: No claudiques. Una vez que has decidido tomar ese día de salida y que has vencido dificultades tanto internas como externas para lograrlo, no renuncies a él después de un tiempo y de equis presiones. Es válido renunciar, pero mejor para ti si conquistas definitivamente ese derecho al descanso que hasta las máquinas tienen.

Un antiguo proverbio inglés dice “Mejor la casa sucia y la mujer contenta”; un sabio proverbio árabe: “Bebés dormidos, mamás felices”.

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