A veces las frases como “arreglen sus diferencias” o “siéntense a hablar en calma” parecen absurdas. Mientras gritas, resistes las ganas de patalear y escuchas los portazos de tu pareja, te das cuenta de que parte del problema es que no sabes por dónde empezar para resolverlo.

Si bien cada cabeza es un mundo y cada pareja otro, hay técnicas para discutir efectivamente que no destruyen la relación de pareja. El libro Parejas ¿parejas? de Maroto y Haddad las describe una serie de pasos a seguir, chécalos a continuación.

Recuerda que la resolución de un conflicto siempre requiere compromiso por parte de ambos. Es posible que la primera vez te salgas un poco del esquema e incluso inventes una variante que te funcione mejor: el objetivo siempre es llevar la relación a un terreno armónico.

Guía práctica para dialogar

Paso a paso	Acciones
Expongan el problema en términos específicos y claros para ambos.	Identifiquen el problema usando ejemplos. Describan las consecuencias del problema. Eviten generalidades como «siempre» o «nunca». Traten con hechos, no con opiniones. Eliminen los ataques personales. Usen la palabra «nosotros» en lugar de «tú» cuando describan el problema.
Escuchen el punto de vista de cada uno.	Pregunten cuáles son las ideas y los sentimientos de su pareja antes de expresar los propios. Identifiquen si los dos entienden el problema de la misma manera. Expongan su preocupación y expresen su nivel de disposición para establecer un marco común.
Busquen opciones de solución.	Expresen todas las ideas que surjan, sin criticar ninguna. Clasifiquen sus opciones. Identifiquen el beneficio que aportaría cada clasificación.
Decidan.	Por consenso. Por sorteo.
Actuén.	Lleven a cabo lo acordado.

Otras sugerencias para tener en mente en la búsqueda de una discusión constructiva:

1.- No perder la perspectiva. No es justo que saques a relucir aquél error histórico de la cena de navidad, discute en el presente.

2.- Define la cuestión. No divagues sobre el problema sólo para tener la palabra.

3.- Escucha. No pienses en nuevos ataques cuando te hablan, sé tolerante.

5.- No personalices. No insultes cuando definas el problema ni utilices insultos. Es muy diferente decir «creo que los prejuicios no nos ayudan» a «tú siempre me prejuzgas».

6.- Reconoce la diferencia de estilos en el conflicto. Los hombres y las mujeres discuten de maneras distintas, tienes que lidiar con eso.