Como papás primerizos sabemos que es difícil identificar qué le puede estar pasando a tu recién nacido, desde llorar porque está mojado, hasta por si tiene cólicos, pero lo importante es que primero sepas identificar su llanto y empezar a descartar, para después saber cómo actuar ante un malestar. Para que conozcas algunos de ellos, te explicamos ciertos tipos de llanto:
- Hambre: El llanto tiende a ser regular y rítmico, tiende a sacar la lengua y cerrar los puños.
- Está satisfecho: Algunos bebés lloran porque están satisfechos y el exceso de leche puede hacer que se sientan incómodos, suele ser un tanto agudo.
- Sueño: Es la segunda causa más común por la que lloran los bebés, y es largo y con gritos.
- Está mojado: Es débil su llanto pero continúo.
- Cólico: Es agudo, y pueden llorar los bebés durante tres o más horas al día, o en ciertos casos tres o más días de la semana.
Ya teniendo en mente las diferencias de los llantos, será más fácil identificar un cólico. Pero, ¡ojo! Los síntomas del cólico no son solo el que llore, sino que también deben tener en cuenta que puede pasar por:
- Nerviosismo después del llanto.
- Enrojecimiento en la piel.
- Tensión corporal, como estirar y tensar sus piernas, brazos y abdomen, apretar los puños.
- Arquear la espalda.
Crédito: Cólicos en bebés lactantes

Por eso, es bueno que ante estos síntomas acudas con su pediatra, y le preguntes cuál es el mejor tratamiento para estos casos, algunos consejos que pueden ayudarlo en el proceso son:
- Hacer que eructe, después de cada 2 a 3 onzas de leche o cada que lo cambies de pecho.
- Uso de probióticos BB-12, los cuales han demostrado que ayudan a mantener un equilibrio saludable en el microbiota intestinal de los infantes y mejorar su motilidad intestinal.
- Bajarle a la ansiedad cantándole, hablándole o poniéndole música o ruido blanco.
- Eliminar los gases, dejarlo boca abajo cuando esté despierto mejorará la forma de sacarlo.
Ya que algunas causas pueden ser:
- Desequilibrio de bacterias en el tracto digestivo.
- El sistema digestivo no se ha terminado de desarrollar.
- Alimentación en exceso o insuficiente, además de eructos poco frecuentes.
- Estrés o ansiedad familiar.
Por eso, es importante que siempre acudan a sus revisiones mensuales, y que ante cualquier cambio que noten en su bebé, se lo hagan saber a su especialista de cabecera.