- Por la simple satisfacción de darles.
- Un intento personal de llenar nuestras propias carencias que quizá tuvimos a través de ellos.
- Cuando no corresponden al comportamiento o la actitud que tienen.
- Otra razón muy común se le llaman mecanismos compensatorios.
¿Qué implicaciones puede tener?
- Podemos estar fomentando conductas egoístas, individualistas y desconsideradas, como si fueran merecedores de todo.
- Que crezcan bajo una premisa de condicionalidad.
- Niños apáticos, exigentes, que no les dan valor a las cosas.
- Se pueden volver exigentes y a la vez inconformes.
- Llegan a reaccionar de manera agresiva cuando los regalos no son suficientes para él.
- Dejan de valorar y disfrutar aquello que sí tienen.
¿Cómo podemos darnos cuenta si ya estamos excedidos en los regalos que les hacemos llegar a nuestros niños?
Existen varios indicadores que nos los podrían señalar.
- Si nuestros hijos tienen más juguetes o cosas materiales de las que usan.
- Si muestran inconformidad en lugar de agrado al recibir lo que les damos.
- Si su nivel de exigencia y demanda hacia lo que quieren, se muestra de manera reiterativa, dándote cuenta de que, la ganancia es la satisfacción inmediata y no el regalo en sí mismo.
- Cuando tu hijo suele obtener lo que desea a través de berrinches y pataletas.
- Cuando te esté condicionando comportamientos a cambio de que le compres cosas.
- Cuando el agrado que muestra ante lo que le compras es momentáneo.
- Cuando recibas comentarios del exterior de que le das demasiadas cosas a tu hijo. En este sentido los demás pueden darse cuenta fácilmente, aunque tú no.
5 regalos sin envoltura que todos los niños necesitan
1. Tiempo de calidad
- Ejemplo: Un paseo solos tú y tu hijo/a, sin celulares, sin prisas. Ver una película juntos, cocinar algo que le guste o simplemente sentarse a platicar.
- Por qué importa: En un mundo tan acelerado, este tipo de presencia es escasa y profundamente valorada. Los niños no siempre recuerdan los juguetes, pero sí los momentos.
2. Escucha activa
- Ejemplo: Sentarte a escuchar lo que piensa, lo que siente, sin corregir o minimizar. Hacerle preguntas y validar sus emociones.
- Por qué importa: A los niños también se les rompe el corazón. Que sientan que tienen un espacio seguro para expresarse fortalece su autoestima.
3. Un valor que puedan llevar para siempre
- Ejemplo: Enseñarle sobre la gratitud con una actividad: escribir juntos cartas de agradecimiento o hacer una pequeña acción solidaria.
- Por qué importa: Los valores no se enseñan con sermones, sino con vivencias. Un regalo intangible que forma carácter.
4. Un ritual familiar
- Ejemplo: Crear una tradición especial del 30 de abril: un desayuno en pijama, una carta escrita cada año, una “caja del tiempo” con recuerdos.
- Por qué importa: Los rituales familiares crean identidad y pertenencia. Son los hilos invisibles que tejen la memoria emocional de la infancia. Los van a recordar mucho más que a un juguete.
5. Palabras que afirmen su ser, no su hacer

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- Ejemplo: Decirle: “Me encanta cómo eres”, “Eres un niño generoso”, “Tu forma de ver el mundo me inspira”.
- Por qué importa: Muchos niños crecen creyendo que su valor depende de lo que logran o cómo se portan. Que sepan que los amas por ser, no por hacer, es un regalo eterno.
Este 30 de abril vale la pena recordar que los niños no necesitan más objetos, sino experiencias que fortalezcan su desarrollo emocional.