Desde que era estudiante de pregrado, a Laura Cirelli, investigadora de la Universidad de Toronto Mississauga, le sorprendió la complejidad de la comprensión social a edad tempranas, por lo que insistió en investigar cómo se desarrolla la socialización de las primeras etapas de la infancia; estudios que mezcló con su gusto por tocar piano y bailar ballet resultando en relacionar ambos ámbitos para entender la parte social del cerebro pues de acuerdo a lo que ella explica, “los cerebros infantiles deben ser capaces de rastrear los eventos auditivos de manera predictiva para dar sentido a la música”.
En su estudio sobre canciones de cuna, Cirelli junto a varios colegas más se enfocaron en la manera en que las madres ajustan su voz al momento de cantarle a su pequeño dependiendo si desea calmarlo o entretenerlo.
Durante el estudio, pidieron a las Momz participantes que cantaran en repetidas ocasiones “Estrellita dónde estás” (en inglés) a sus bebés que estaban sentados frente a ellas, lo único que cambiaba entre una y otra vez es que alternaban entre un tono de voz animado y uno más relajado. Al mismo tiempo se monitoreaban las respuestas de conducta tanto en madres como sus hijos revisando el calor y la electricidad trasmitida por los nervios y el sudor a través de la piel.
Gracias a estas pruebas, los investigadores pudieron comprobar que los niveles de excitación de las mamás eran mayores y estables cuando su tono de voz buscaba entretener, en cambio eran menores cuando con su canto intentaban calmar a su pequeño, el nivel de calma era compartido tanto por la madre como el bebé. Situación que de acuerdo a Laura indica que “hay cambios fisiológicos y de comportamiento de mamá y bebé en diferentes estilos de canción”.
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Los resultados de esta investigación se suman a la ola de trabajos que intentan descifrar las implicaciones sociales y nuestra relación con los gustos musicales. Esta tendencia la explica Cirelli al mencionar otros estudios que ha realizado, como uno que demostró que las personas que se sienten en sincronía con su contexto social, suelen cooperar y ayudar en sincronía para un mismo fin, ya que “la música es una herramienta que podemos utilizar para unir a las personas, y esto comienza en la infancia”, expresó la especialista.
¡No temas a desafinar o perder el ritmo! cantarle a tu bebé para arrullarlo es una bonita forma de conectarse emocionalmente, además de calmarse o disfrutar de la misma situación a ritmo de tus canciones de cuna favoritas que además pueden volverse una linda tradición secreta entre ustedes dos.
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