fbpx


Mi hijo pega

Siempre que te dicen que pegó o mordió, te sientes la peor mamá del mundo. A todas nos pasa, pero tranquila: no siempre es bullying.

Por Graceland

Tranquila, respira…

Casi siempre cuando hablamos de niños que pegan, hablamos de bullying (acoso), los estereotipamos y nos enojamos con ellos como si fueran adultos y tuvieran la culpa. Entiendo que las mamás somos unas leonas y no permitimos que nadie se acerque a nuestros cachorros –bueno, yo soy así, así que aléjense de mi pequeño- pero hay que ser siempre empáticas con las demás madre y su situación.

El asunto es que nunca nos ponemos en los zapatos del niño o de la mamá que tiene al hijo que es más tremendo, inquieto o brusco con los demás. La verdad, es que mi hijo fue el niño que pegaba, y para las que no tienen hijos toscos no pueden tener ni la menor idea por lo que pasamos las que sí los tenemos. Nos sentimos malas madres, nos culpamos por sus arranques, queremos solucionarlo y no encontramos la puerta. Es muy duro.

Hace como un año fui a una plática donde una psicóloga infantil especialista en Bullying decía que casi nunca es culpa del chico, que hay niños que son más bruscos, grandes o de carácter más fuerte; que en esos casos hay que estar junto al niño siempre y al salir a pasear o a una fiesta hay que empezar por explicarle que no debe de andar por la vida aventándose cual Hulk sobre los otros niños.

También nos dijo que las mamás debemos aceptar como es nuestro hijo e intentar resolver lo que pasa. ¿Y qué es lo que pasa? No se los puedo decir porque cada niño es diferente. Para poder aclarar mis dudas y mis inquietudes me acerqué a otra amiga –también psicóloga infantil- y le pregunté sobre las causas y el por qué de esto. Ella obvio me dijo que era muy difícil dar una razón porque cada niño vive distintas situaciones. Sin embargo, sí se tiende a satanizar al niño que pega.



Libro 90 respuestas claras para mamás novatas.

El niño que pega, me explicó, no siempre es un bully (acosador); pues para que lo sea, debe haber cierta maldad en su acto, lo que es muy distinto al niño que pega porque no ha encontrado la manera para relacionarse o porque en su casa se vive a gritos y jalones. Estos niños han aprendido a relacionarse por medio de la agresión, no por el contacto físico del amor. Entonces van a la escuela y se ponen a dar zapes y tortazos, pero esto no es precisamente bullying.

Hay niños que pegan porque la manera de demostrar afecto es a través de la agresión; por ejemplo, cuando tu bebe es muy pequeño y le das mordiditas de amor en sus pies y le dices te quiero, el niño llega a la guardería y da mordidas. Luego te hablan y te dicen “Tu hijo muerde” y sales casi llorando de ahí porque lastimó a otro niño. No es que tu hijo sea agresivo, es que así aprendió a mostrar su cariño.

Luego están los que no saben como expresar sus emociones porque obvio son muy pequeños para entender lo que les pasa. Ellos empiezan a tener ciertas conductas que no aprueban los adultos, como molestar al compañero que está a lado, pero no es contra el amigo, es por qué no saben qué hacer con la energía, hiperactividad o lo que está pasando en su interior.

Otra manera que los niños aprenden a ser agresivos, aunque no sea de contacto, es cuando los papás no respetan sus tiempos o lo que piensan. Por ejemplo, cuando vamos caminando jalándolo y diciéndole “apúrate, qué lento eres, qué lento vas”, es una falta de respeto porque ellos son más pequeños y su paso es distinto. Cuando le dices: “Tú qué vas a saber”, sólo porque es más pequeño no significa que no tenga una opinión. Parece una tontería, pero estás descalificando su aportación.

Mamás, no nos escandalicemos. Como dice mi madre: “No te preocupes, ocúpate»; ni son malas madres ni sus hijos son de lo peor. Tal vez sólo es cuestión de cambiar ciertos detalles que luego ni cuenta nos damos que hacemos. Nuestros hijos son excelentes, sólo necesitan que los guiemos. Sé que se siente horrible que te llamen de la escuela para decirte que hizo alguna travesura, que se nos parte el corazón, que nos asustamos por su futuro.

Pero les digo, mi hijo ya es un adolescente, uno amoroso, noble y excelente ser humano. Sólo le di siempre todo mi amor y respeto y todo quedó en el pasado como una mala experiencia de la que todos aprendimos. Nunca dejen de estar, amar y ser para ellos y todo tiene solución.

Comparte esta nota

Más sobre este tema

Qué te pareció esta nota

0 / 5. 0

TAGS: