Después de tantas noches sin poder dormir por la preocupación de que tu bebé esté bien, no tenga hambre, no se despierte o que le incomode el pañal mojado, es seguro que necesitas ejercicios de relajación, ya que el camino aún es bastante largo. Aquí te sugerimos varios que te ayudarán a no tener tanto estrés:

Yoga 

En muchos deportivos privados se imparten cursos de yoga para todos los niveles, si no tienes tiempo o no perteneces a ninguno, ¿por qué no te compras un video de yoga para que hagas los ejercicios desde tu casa? También puedes hacer ejercicios de estiramiento: acuéstate boca arriba y poco a poco lleva tus rodillas hacia el pecho, mantén esa posición mientras respiras profundamente y después exhala.

Masajes 

A menos que cuentes con un masajista las 24 horas, pídele apoyo a tu esposo para que te haga masajes en diferentes partes del cuerpo. Un masaje de 10 minutos empezando por la cabeza, hombros, cuello, brazos y piernas, para después irte a la cama muy relajada y no despertar hasta el otro día.

Ejercicios de respiración 

El hacer este tipo de ejercicios ayuda a relajar los músculos, disminuir el ritmo cardiaco y a que te duermas más rápido. Es muy eficaz sobre todo si a las 3 de la mañana no puedes conciliar el sueño. Lo primero que debes hacer es cerrar la boca y respirar hondo y profundo por la nariz sintiendo cómo va creciendo tu estómago conforme se llenan gradualmente de aire tu diafragma y pulmones. Espera un segundo antes de exhalar por la nariz a la cuenta de cuatro. Repítelo hasta que te sientas relajada.

Relajación de músculos 

Acuéstate en tu cama. Alterna los movimientos con tu lado izquierdo y derecho. Primero ejerce tensión sobre tus músculos apretándolos y después relajándolos. Empieza con tus manos y brazos, después con cara y quijada, pecho y hombros, estómago y así hasta que llegues a los pies. Después de 30 minutos te sentirás relajada desde la cabeza a los pies.

Imaginación 

Imagínate que estás en un lugar que te relaja bastante como estar parada en una playa o bien, al lado de una cascada o riachuelo. Cierra los ojos y visualiza la escena con detalles, siente cómo tus pies tocan la arena y cómo el agua suena cuando metes tus pies, siente cómo el agua entra por tus poros y así hasta que te sientas totalmente relajada y dispuesta a dormir.