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No es casualidad que nuestro país sea uno de los primeros lugares en cuanto al porcentaje de jefas de familia. A lo largo de los años el deslindamiento paterno ha ido en aumento obligando a las mujeres mexicanas a buscar trabajo: en México existen 5.3 millones de mamás solteras, lo que significa que 7 de cada 10 madres no tienen apoyo del padre ni para ellas ni para sus hijos.
Pero esto no sólo sucede en México: en América Latina encontrarse con mujeres jefas de familia es muy común, en esta parte del continente la paternidad es ausente, lo que quiere decir que el padre no está o simplemente no existe. Según el Fondo de las Naciones Unidas para el Desarrollo de la Infancia, esta ausencia se divide en tres:
a) Soltero. No formó una pareja con la mamá de su hijo y tampoco asumió el embarazo pues fue inesperado o no deseado. No está presente en ninguna etapa del nacimiento o crecimiento del niño.
b) Migrante. Puede estar ausente durante largas temporadas, por lo que la crianza del hijo sólo corresponde a la mamá. Muchas veces se deslinda de la responsabilidad paterna en su lugar de origen y forma otra familia.
c) Divorciado. La gran mayoría pierde el contacto con los hijos, y, en el mejor de los casos, sólo cumple el papel de papá los fines de semana o por tiempos determinados establecidos por una corte o juez familiar.
En México es común escuchar “padre no es el que engendra sino el que cría” y es que la figura paterna no sólo debe existir físicamente, tiene que estar presente en cada etapa infantil, principalmente durante los 3 primeros años que son los más importantes en el desarrollo de los niños.
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Sin embargo, en muchas familias aunque papá y mamá estén juntos, la figura paterna está ausente, pues en nuestra cultura aún es “mal visto” un padre amoroso y tierno: la sociedad educa a los hombres respecto a los sentimientos que pueden expresar y los que no. La mayoría de las veces sale de casa al trabajo y regresa tarde, por lo que no siempre participa en la crianza de sus hijos convirtiéndose en una figura lejana. Esta situación se vuelve un ejemplo a seguir de sus hijos haciendo así una cadena viciosa que sigue ocasionado esta figura de “papá ausente”.
Como mamá, en tus manos está educar niños responsables y que sean buenos padres en un futuro. Como papá, además de demostrarles cariño, tu papel es estar presente en cada etapa y darles el ejemplo a seguir de que estás ahí para ellos y su mamá.
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