A la mayoría de las mamás, si no es que a todas, nos pasa que creemos ser las peores madres. Estoy segura que de vez en cuando una vocecita te lo susurra… «no eres suficientemente buena». Que si no eres muy cariñosa, amable, lista o paciente, que si te falta ser más delgada, estar más arreglada o ser una esposa excelente para que tu esposo diga que eres una buena mamá.

 

Permítete ser mala madre  de vez en cuando

 

Pero, ¿qué es ser buena mamá? Aquí está el meollo de todo, pues todas tenemos nuestro propio concepto, el cual inicia con la experiencia más inmediata que tenemos, que es nuestra propia madre,  Tal vez tienes claro lo que te gustó de ella que quieres replicar y/o lo que no te gustó y quieres evitar. A ello se le suman los libros, revistas y blogs que has leído sobre la educación positiva, la alimentación orgánica y la importancia del colecho y la lactancia, etc.

Cada uno de estos contactos con información sobre la maternidad van creando el concepto de la madre en la que te quieres convertir. Y entonces sucede que te topas con la realidad y NO ERES ESA MAMÁ IDEAL que has formado en tu cabeza. Cada vez que pierdes la paciencia, que gritas, que quieres que se duerman solos o que les das de comer papas y refresco, te recuerdas que no eres lo suficientemente buena, que no estás cumpliendo con tus propias expectativas, y sumas a tu lista de “insuficiencias”, una más.

 



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Pero, ¿qué pasaría si en lugar de ver tus insuficiencias, comienzas por reconocer lo que sí eres? Quizá no eres lo suficientemente paciente, pero ¿sí eres un poco paciente? ¿Eres algo cariñosa? ¿Amas honesta e incondicionalmente a tus hijos? ¿Haces lo mejor que puedes para que crezcan sanos y felices? Si cambias la perspectiva de lo que NO ERES a lo que SÍ ERES y tienes para dar el panorama se vuelve mucho más alentador. Al despertar, hazte la siguiente pregunta: ¿Qué quiero crear con mis hijos del día de hoy? Puede ser más amor, más risas, más juego, más límites, etc. Lo que sea que elijas, pon tu energía y sobre todo tu intención en eso.

Si no sabes por dónde comenzar, puedes hacer el siguiente ejercicio: en una hoja de papel haz 3 columnas, en la primera escribe una lista de 10 cosas que te criticas como mamá. En la segunda escribe el deseo que hay detrás de esa crítica y en la tercera columna, lo que puedes hacer para que ese deseo se vuelva realidad. Por ejemplo, si en la primera columna escribes que llegas muy cansada del trabajo y casi no tienes paciencia para estar con tus hijos, y en la segunda descubres que lo que deseas es pasar más tiempo de calidad con ellos, en la tercera columna puedes anotar una actividad como jugar con ellos por 10 minutos sin usar el teléfono, planear un picnic el fin de semana o dejarlos dormir una noche en tu cama. Lo que sea que te haga sentido para darle vida a tu deseo.

 

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Date permiso de ser mala madre, no te esfuerces por cumplir con tus expectativas, es más, no tengas expectativas ni modelos a seguir. La realidad es que esas ideas de lo que debes ser las construiste tú sola y con ese mismo poder, puedes cambiarlas o mejor aún, eliminarlas. Verás cómo en poco tiempo, estarás construyendo más y mejores cosas.

Soy Denisse Meza, y si necesitas ayuda en este u otro temas relacionados con la maternidad, bienestar emocional y más, búscame en el Directorio Momzilla.