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Todo sobre el VPH: Virus del Papiloma Humano

Existen más de 200 variantes del Virus del Papiloma Humano. Conócelas, detéctalas, prevenlas y trátalas.

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El Virus del Papiloma Humano (VPH) es un asunto cada vez más importante, no sólo por su relación con el desarrollo de enfermedades malignas del área genital, sino porque recientes descubrimientos lo asocian a otros tipos de cáncer.

 

¿Sabes cuántas variantes hay de esta enfermedad?

 

La infección por  VPH es un proceso cada vez mejor comprendido, a tal grado que es posible que dentro de poco tiempo se le llegue a considerar como uno de los factores de riesgo más importantes para el desarrollo de enfermedades malignas no sólo del área genital, especialmente cuando se le asocia al tabaquismo. Lo importante no es sólo identificarla, sino prevenirla y en caso necesario, tratarla oportunamente.

Existen más de 200 serotipos o variantes del virus, a los cuales se les ha denominado con número progresivos, pero sólo a algunos se les ha relacionado con la aparición de enfermedad. Dicho virus tiene la capacidad para infectar la laringe, también puede producir papilomatosis (proliferación de verrugas) en la boca, en algunos casos en la conjuntiva del ojo y hasta en la nariz, las cuales son más comunes en niños pequeños, y se debe a que la madre portadora del virus en periodo de contagiosidad, lo transmite a su hijo en el momento del parto, si éste es por vía natural. En los adultos suele manifestarse con verrugas cutáneas, las cuales pueden llegar a ser muy dolorosas. En la región anogenital, los tipos 11 y 6 pueden ocasionar condilomas acuminados (verrugas genitales) en las mujeres (cuello del útero, vagina y ano), y cresta de gallo (Crista galli), en los hombres (escroto, uretra y ano).

El tiempo entre la adquisición de la infección y su manifestación, va de semanas hasta años. Aunque este tipo de lesiones están asociadas a virus de bajo riesgo, no excluye la posibilidad de que se desarrollen infecciones concomitantes de alto grado o lesiones malignas en el cuello de la matriz. Los de alto riesgo son los que tienen mayor potencial de evolucionar a cáncer, y pueden llegar a tardar hasta 30 años en manifestarse. Los tipos 16 y 18, pero sobre todo el primero, son los responsables de poco más de 80% de los casos de cáncer cervicouterino.

Además, se han empezado a asociar otros cánceres, como el de boca (potenciado por el hábito de fumar e ingerir alcohol), vagina, vulva, amígdala, faringe, esófago, mama, próstata, ovario, uretra y piel, con este virus, aunque hace falta más investigación.



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Checa: Virus del Papiloma Humano y el Embarazo

 

¿Cómo se contagia?

 

La mayoría de las infecciones por VPH se da por contacto sexual, por lo que se le considera una enfermedad de transmisión sexual, de hecho la más común. Hay evidencia de que una mujer contagiada lo puede transmitir a su hijo vía parto vaginal, razón por la cual se sugiere la cesárea pero sólo para reducir el riesgo, porque se ha demostrado que hay paso del virus al bebé a través de las membranas amnióticas, aun estando íntegras y sin trabajo de parto. A continuación se enumeran los factores de riesgo:

 

  • Contacto sexual
  • Promiscuidad por parte de uno o ambos miembros de la pareja
  • Multiparidad
  • Haber tenido cualquier tipo de enfermedad de transmisión sexual
  • Depresión del sistema inmunológico por ausencia de antioxidantes en la dieta, quimioterapia, tratamiento de enfermedades autoinmunes, infección por VIH
  • Depresión local del sistema inmunológico a nivel del cervix, donde la causa relacionada es el hábito de fumar o infecciones crónicas de otro tipo que han dado una reacción inflamatoria persistente

 

La infección puede ser diagnosticada a través del papanicolau, la colposcopía, la inmunohistoquímica, la microscopía electrónica y la biopsia del cuello de la matriz de manera clásica. Ahora, con el advenimiento de la tecnología de detección del DNA, se han desarrollado técnicas como la hibridación molecular y la reacción en cadena de polimerasa (PCR), la cual permite hacer el diagnóstico de una manera mucho más fidedigna, establecer el serotipo del virus y así saber el potencial oncogénico o maligno que la paciente presenta. Las opciones de tratamiento, ya sea en sus condiciones premalignas o estado de portador son muy variadas.

 

Checa: Enfermedades en el cérvix que debes conocer

 

¿Qué tiene que ver con el cáncer cervicouterino?

 

En prácticamente todas las muestras de cáncer del cuello de la matriz se identifica la infección por VPH (mas del 93%), aunque es importante notar que no todas las mujeres infectadas lo desarrollan y que existen factores asociados como fumar, desnutrición, déficit de factores antioxidantes, etcétera.

En México, 36% de todos los tipos de cáncer existentes corresponde al carcinoma cervicouterino, y se ha apreciado una tasa de mortalidad de 3.6 por cada 100,000 habitantes. Sin embargo, hay una tendencia a disminuir su incidencia, especialmente por programas masivos de detección y por un cambio en la actitud de las nuevas generaciones, hacia una medicina preventiva, en la que la eliminación de tabúes, como el de quitarse la “pena” de acudir al ginecólogo, han favorecido notablemente la posibilidad de una detección temprana.

 

 

¿Cómo me cuido?

 

Se ha visto que usando adecuadamente los métodos de barrera como el preservativo, se puede disminuir el riesgo de contagio, pero hay que tener en cuenta que si existen lesiones (verrugas o papilomatosis) en la base del pene y quedan al descubierto, esta zona puede infectar.

Por otro lado, también se puede recurrir a la vacuna que se ha desarrollado recientemente. Hay dos tipos: una que protege contra dos virus (6 y 11), y otra que protege contra cuatro (6, 11, 16 y 18), la cual se puede aplicar de los nueve a los 45 años de edad en mujeres, y de los nueve a los 26 en hombres. ¿Cuál es la mejor?, eso es algo que cada paciente debe decidir con su médico.

Hasta hace poco se pensaba que no era útil en las portadoras del virus, pero investigaciones recientes han demostrado lo contrario. También se ha observado que quienes portan los tipos 6, 11, 16 o 18, se benefician más que quienes portan cualquier otro, ya que tienen un mayor riesgo de contraer infecciones por los serotipos restantes.

Si bien es cierto que es difícil no contagiarse por este virus, lo que sí es evitable al 100% son las lesiones mayores derivadas de un carcinoma por VPH a nivel genital, y la muerte. Es así que las mejores formas de prevención son la vigilancia y el control periódico (al menos una vez al año) con papanicolau y/o colposcopía, tanto en pacientes sanas como en quienes han tenido lesiones ya tratadas.

 

Checa: Vacuna contra VPH para niños

 

 

El papanicolau consiste en extraer células del cérvix por medio de un pequeño cepillo o espátula de madera, para estudiarlas. Ante un resultado anormal en éste, es necesario realizar una colposcopía con biopsia dirigida. La colposcopía es otro procedimiento ginecológico en el que se visualiza el cuello uterino con un microscopio, para lo cual se aplican tinciones y se toma la muestra del área más anormal (donde no se tiñe) con una pinza de biopsia. La biopsia es un procedimiento de consultorio, donde se extrae un pequeño fragmento de tejido, el cual es enviado a patología para su estudio.

En caso de obtener un resultado positivo o haber sido portadora del virus, se recomienda que la pareja (hombre), acuda a revisión con un urólogo. De hecho, se aconseja que tanto hombres como mujeres vayan a revisión urológica por lo menos una vez al año; especialmente quienes son sexualmente activos.

A las pacientes diagnosticadas con VPH o a quienes ya han sufrido lesiones por éste, se les sugiere que en su dieta incrementen el consumo de frutas y verduras, ya que se ha establecido que los antioxidantes ayudan a la evolución favorable del tratamiento. Si por alguna razón esto no es posible, existen los suplementos alimenticios. También es favorable eliminar el hábito de fumar, ya que la acción citotóxica de la nicotina y la cotinina (sustancias presentes en el tabaco), pueden favorecer o potenciar el desarrollo de lesiones premalignas o, cuando éstas ya exiten, facilitar su evolución a un problema maligno (cáncer).

Este problema no hay que tomárselo a la ligera, para detectar cualquier anormalidad, al menos una vez al año debemos practicarnos el papanicolau. Y las mujeres que ya no tienen matriz no se deben confiar, también se lo tienen que realizar, ya que sigue existiendo el riesgo de padecer cáncer de vulva o de vagina.

 

 

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