Creo firmemente que la paternidad es un camino para transformar nuestra forma de ser hombres. Para entender todo lo que ella implica, vale la pena mencionar los cuatro elementos que constituyen la sexualidad humana.
De acuerdo con el Dr. Eusebio Rubio, director general de la Asociación Mexicana para la Salud Sexual, A.C., nuestra sexualidad tiene, al menos, cuatro componentes. El primero es la reproductividad, que significa ocuparse del crecimiento de otros, tanto biológica como espiritualmente, se trate de padres biológicos, adoptivos, intelectuales o afectivos.
El segundo es el género, la forma femenina y la forma masculina de la especie humana. Es una dimensión psicológica muy compleja que los científicos llaman “identidad de género”. Socialmente son ideas compartidas de lo que significa ser mujer y ser hombre (roles sexuales).
El tercer componente es el erotismo, es la capacidad humana que resulta de la potencialidad de experimentar placer sexual.
El cuarto componente es el vínculo afectivo, que es un lazo, una unión emocional con otra persona. Puede entenderse como amor, pero este concepto puede tener tantas formas de interpretarse y explicarse que mejor se optó por utilizar el concepto de vínculo afectivo, en el que cada uno de los involucrados siente en presencia o ausencia del otro, no de cualquier otro ser humano, sino de ese en particular.
Las formas pasadas de entender el “ser hombre” requerían muy poco compromiso; tal vez solo se entendía como la capacidad del varón para reproducirse (en un sentido mucho más limitado que el de reproductividad anteriormente mencionado): ser potente y fértil para tener hijos. “Ser padre” era simplemente fecundar, dar un apellido, tener la capacidad para sostener económicamente a una familia y ejercer la autoridad. Todo lo demás era cuestión materna.
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Erich Fromm (1985) identificaba el carácter masculino con las cualidades de penetración, conducción, actividad, disciplina y aventura y, por otra parte, al carácter femenino lo relacionaba con las cualidades de receptividad productiva, protección, realismo, resistencia y maternidad. Pero, ¿estas cualidades son verdaderamente nuestra realidad actual? Creo que están lejos de serlo.
Sergio Sinay, narrador y ensayista, nos señala los atributos olvidados de la paternidad y que deberíamos esforzarnos por recuperar, invertir tiempo y energía vital para rescatarlos y disfrutarlos:
- La crianza de los hijos en cada etapa de su desarrollo.
- El acompañamiento de los hijos en momentos cotidianos y especiales.
- La nutrición emocional positiva de los hijos en todo momento.
- La contención afectiva que genera equilibrio.
- El seguimiento educativo que fomente desarrollo intelectual y ético.
- El cuidado de la salud física y mental de la familia.