Los límites dan seguridad. Son como las paredes de una casa: no estorban, sino que protegen. Incluso en vacaciones, los niños necesitan saber qué sí y qué no está permitido.
Aquí te dejamos claves, basadas en su enfoque, para sobrevivir a las vacaciones… ¡sin perder la cordura!
1. FLEXIBILIDAD NO SIGNIFICA “VALE TODO”
En vacaciones, es normal relajar algunas reglas. Por ejemplo:
- Acostarse un poco más tarde.
- Permitirles ver una película extra.
- Dejar que se queden más tiempo en la alberca.
Pero ojo: no se vale confundir flexibilidad con ausencia de límites. Los valores, el respeto y las normas básicas no se van de vacaciones.
Ejemplo: Puedes permitirles jugar videojuegos un poco más tiempo, pero sigue siendo inaceptable gritarte o contestar grosero. Los niños necesitan saber que, aunque el horario cambie, las reglas de convivencia siguen firmes.

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2. USA CONSECUENCIAS LÓGICAS, NO CASTIGOS EXTREMOS
Uno de los errores más comunes es “castigar por castigar”. Los castigos exagerados solo generan resentimiento y no enseñan nada. En lugar de castigos duros, aplica consecuencias lógicas y proporcionales:
Te interesa: Castigar no educa…
Ejemplo: Si un niño ve una tablet dos horas en lugar de la hora permitida, la consecuencia lógica es que mañana tendrá menos tiempo disponible. Si juega con sus juguetes y los saca de su lugar, limpia el desastre él mismo. Esto les enseña que sus actos tienen repercusiones directas.
3. DEFINE “TERRITORIOS” Y HORARIOS BÁSICOS
Aunque estemos de vacaciones, se debe mantener cierta estructura mínima para no perder el control:
- Hora de levantarse (aunque sea más tarde).
- Hora de comidas en familia.
- Hora de aseo e higiene personal.
- Hora aproximada de dormir.
Además, es clave establecer “territorios” en casa:
Ejemplo:
- Sala de TV = lugar donde se puede hablar más fuerte.
- Estudio o área de trabajo = lugar de silencio.
- Terraza o jardín = lugar para juegos ruidosos.
Esto evita pleitos y ayuda a los niños a identificar dónde pueden expresarse libremente y dónde no.
4. HABLA ANTES, NO EN EL MOMENTO DEL ENOJO
La anticipación es clave. Es decir, no esperes a que pase el desastre para poner las reglas.
Ejemplo: Antes de ir al cine: “Vamos a ver una película. Puedes emocionarte, pero no gritar ni levantarte de tu asiento.” Esto reduce el riesgo de berrinches o mal comportamiento porque los niños ya saben qué esperar.
5. SÉ EJEMPLO… INCLUSO EN VACACIONES
Los niños aprenden más de lo que ven que de lo que les decimos.
Si quieres que tus hijos respeten límites, respétalos tú también. Las vacaciones no son excusa para gritar, romper acuerdos o ser inconsistente.
Ejemplos:
- Si dices que se apaga la televisión a las 10, hazlo tú también.
- Si pides respeto en casa, no levantes la voz cuando te enojas.
6. PERMITE LA ABURRICIÓN… Y LA CREATIVIDAD
No hay que temerle al aburrimiento. ¡Aburrirse no es malo!
Cuando los niños dicen: “¡Estoy aburrido!”, no necesitas correr a salvarlos con actividades o pantallas. Déjalos sentir ese vacío, porque es ahí donde surgen juegos, creatividad e imaginación.
Ejemplo: Ofréceles materiales (papel, colores, legos) y deja que inventen algo. No llenes cada minuto de sus vacaciones con actividades programadas.
7. VALIDA EMOCIONES, PERO MANTÉN LOS LÍMITES
Poner límites no significa ignorar las emociones.
Ejemplo: Si tu hijo hace berrinche porque quiere quedarse más tiempo en la playa: “Sé que estás enojado porque quieres seguir nadando. Entiendo que es divertido. Pero es hora de irnos.” Con esto, le enseñas que está bien sentir enojo o tristeza, pero eso no cambia las reglas.
Las vacaciones pueden ser una época maravillosa… o un caos absoluto. La clave, está en mantener límites claros, aunque la rutina se relaje. Los límites no lastiman. Los límites protegen. Así que sí, puedes sobrevivir a las vacaciones. ¡Y hasta disfrutarlas!