- Reconsiderar recompensas. Los efectos positivos de las recompensas son de corta duración. Por supuesto que pueden ser temporalmente útiles y servirán de motivación para que realicen alguna actividad. Lo que pasa es que su comportamiento se vuelve dependiente de ellas y se detendrá cuando las recompensas desaparezcan, incluso si es una actividad que disfruten hacer. ¿Cómo hacerlo bien? Animándolo a seguir el ejemplo de lo que lo hace sentir bien por dentro, como la satisfacción de una actividad recién aprendida o un trabajo bien hecho. Por ejemplo, cuando aprende a andar en bicicleta por lo general está emocionado con esta nueva habilidad y con ganas de practicarla todo el tiempo. En ese momento puede ser difícil convencerlo de parar, la sensación de dominio es tremendamente motivadora.
- Tener conversaciones. Las conversaciones uno a uno con los niños son cruciales. Ellos son curiosos por naturaleza e invitándolos a entender por qué algo tiene sentido puede llamar a su intelecto. Si tu hijo no quiere limpiar su cuarto porque está cansado por la práctica de futbol, intenta y habla con él, pero trata de no usar un tono de orden. Las soluciones de los niños para los problemas de comportamiento a menudo funcionan mejor que las sugeridas por los padres. Saber lo que opinas de la forma en la que manejan sus responsabilidades, puede ser una gran motivación.
- Reconoce su esfuerzo. La mayoría de los niños pequeños disfrutan ayudar en casa y ser partes de las labores. Les gusta crees que lo que hacen es por decisión propia y no por obligación. Claro, debes entender sus capacidades y no ser muy estricta con los resultados. Intenta darle pequeñas responsabilidades siempre que te sea posible. No importa si son tareas sencillas, el reconocimiento y sentimiento de autonomía les dará un componente importante de motivación interna.
- Considera sus capacidades. Las recompensas y los castigos son irrelevantes si el niño no puede hacer lo que queremos que haga. Por el contrario, piensa en el tiempo que a tu hijo le tomó aprender a escribir su nombre y lo contento que estaba con ese logro. La sensación de dominio es profundamente motivadora.
- Agradecer. Digamos que tu hijo se despertó cuando la alarma sonó y se preparó para la escuela por su cuenta. O él se quedó en la cama toda la noche en lugar de despertarse a las 3 de la mañana y saltar en tu cama. Asegúrese de hacerle saber lo mucho que aprecias sus esfuerzos.
- Predicar con el ejemplo. Es muy sencillo: Si quieres que tus hijos dejen de pelear tanto con sus hermanos, en lugar de ofrecerles caramelos u otras recompensas trata de resolver tus propios conflictos de una manera amorosa y cordial. Para ayudarles a recordar sus modales, asegúrate de decir "por favor" y "gracias" a todo el mundo.
6 formas de motivar a tus hijos
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