Muchos estudios han demostrado que, aunque la naturaleza humana interviene en qué tan feliz es una persona, también la nutrición de la felicidad es un determinante importante. ¿Qué queremos decir con “nutrición de la felicidad”? En otras palabras, se trata de la importancia que tiene el contexto en el que se cría un niño, el cual tiene un 50% de impacto en su nivel de felicidad y puede determinar si serán adultos felices o no.
Estos son 5 factores clave en los que debes enfocarte durante la educación de tus hijos para que cuando sean adultos, sean felices de verdad.
1) Amor, MUCHO AMOR
Donde hay amor, hay emociones positivas. Cuando los niños se sienten amados y seguros, hay mucha más probabilidad de que experimenten emociones positivas y que, en la adultez, guarden buenos recuerdos de su infancia. Por esto, es primordial que hagas sentir a tus hijos que son amados tal como son.
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Cabe aclarar que el amor no significa aceptar comportamientos inadecuados; significa estar atentos a las necesidades de nuestros hijos, saber negociar y fomentar el respeto mutuo.
2) Adiós negatividad
De acuerdo al Martin Seligman, autor del libro «Authentic Happiness», desarrollar una mentalidad optimista en la infancia es la base para una vida adulta más feliz.
Por esto, debes enseñarle a tu hijo a ser optimista. El optimismo no significa tener control sobre todo lo que sucede, pero sí de controlar cómo reaccionamos ante los acontecimientos de la vida. Se trata de enseñarle a ver los eventos negativos como temporales, en vez de permanentes y personales.
3) Estimula su intelecto
La felicidad de una persona también se debe a su capacidad para cumplir con éxito una tarea determinada. Cuando tu hijo por fin logra cumplir un difícil nivel en Xbox, obtiene satisfacción y sentimiento de orgullo, lo que por consiguiente le brinda felicidad.
La ciencia sugiere que hay una mayor satisfacción cuando se completan tareas difíciles en lugar de fáciles. Incluso, un estudio encontró que el orgullo que trae un logro personal, alienta a un niño a imaginar logros aún mayores en el futuro, lo que es una gran forma de impulsar el esfuerzo y la preparación.
4) “Gracias” es una palabra mágica
Está comprobado que agradecer, incluso las cosas más simples de la vida, tiene una relación directa con la felicidad y optimismo de una persona.
Puedes generar un hábito familiar alentando a tus hijos a tener una hora en el día o la semana en la que cuenten por qué se sienten agradecidos.
5) Todo a su tiempo
Según al escritor Seligman, desacelerar las cosas permite a los niños disfrutar de las cosas simples de la vida. Les permite estar más atentos a su entorno y a los placeres que uno puede derivar de este entorno. Sostiene que cuando a los niños se les enseña a reducir la velocidad y disfrutar de la vida, es más probable que crezcan y se conviertan en adultos felices.
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