En escuelas de países como México o Estados Unidos, la educación sexual se basa fundamentalmente en la prevención de enfermedades de transmisión sexual y el conocimiento métodos anticonceptivos. Y, como señala un artículo en la revista Parents, se asume generalmente que las niñas son las responsables, por así decirlo, del sexo, y los programas se enfocan solo a informarlas a ellas.
Estos programas, sin embargo, han mostrado ser poco eficientes, siendo que México y Estados Unidos son países con programas basados en la abstinencia y con índices más altos de embarazo. Esto contrasta con países como Holanda, donde la educación sexual empieza a los 4 años y se tiene un enfoque más abierto, y en donde las primeras experiencias sexuales son referidas como deseables y satisfactorias. Es importante tener en mente que no sólo se educa a los niños a saber cuidarse y evitar tener sexo temprano, sino también a tener una relación sana y divertida con su cuerpo y su sexualidad.
Como señala el mismo artículo, la realidad es que los niños obtienen información sobre el sexo por sí solos, pues inevitablemente empiezan a saber cosas que les dicen sus amigos o viendo pornografía. Así que los niños a cierta edad ya saben algo de sexo, pero por lo general lo que saben es información de poca calidad, que ayuda más a confundir que otra cosa.
La confusión también existe en los padres y en la sociedad, ya que se asume, por ejemplo, que a los adolescentes masculinos lo único que les interesa es el sexo en su aspecto más burdo, tener sexo como sea y ver pornografía.
Creemos que la masculinidad está obsesionada con el sexo y el cuerpo femenino. Sin embargo, diversos estudios demuestran que lo que obsesiona a los adolescentes no es el sexo sino, más precisamente, las relaciones. Los niños y adolescentes, como el ser humano en general, están principalmente interesados en el amor y en el afecto, tanto los hombres como las mujeres.
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La mayoría de las conductas que a veces son juzgadas como patologías -como la adicción al porno- suelen tener como causa más profunda una incapacidad de relacionarse de manera afectiva. Así que en vez de solo enfocarse en hablar a los niños sobre sexo desde el lugar común que tan frecuentemente se emplea en la sociedad -esto es, sobre los mecanismos físicos, generalmente con un cierto toque moral- háblales de la conexión emocional e intimidad del sexo.
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Como dice el artículo citado: «Hablarle a los niños de sexo, generalmente solo involucra hablarles sobre sexo en el aspecto físico. En cambio, se debe hablarles también sobre el amor y el respeto hacia sus cuerpos, que es lo que realmente están buscando». Y es que «quieren saber sobre el amor, quieren saber cómo mostrar amor y ser amados de formas saludables». Esto es particularmente importante para el género masculino, pues es fundamental para su maduración emocional y que sean capaces de hablar de sus sentimientos, mostrarlos y abrirse a ser vulnerables.
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